Oposición irresponsable

Oposición irresponsable

FARID KURY
Aunque muchos partidos han dejado de ser instrumentos del cambio social y se han convertido en clientelistas y en mecanismos de ascenso social y económico, la verdad es que siguen siendo instrumentos importantes del sistema democrático. A través de ellos las masas expresan su preferencia por los líderes y les otorga el derecho a gobernar. En definitiva, son un mecanismo de validación y legitimación de la democracia.

En la República Dominicana hemos decidido, afortunadamente, lograr el desarrollo económico y social en democracia. Y democracia significa la participación de muchos sectores. En la democracia hay pluralidad de actores, de ideas. Participan el gobierno, los partidos, los empresarios, los sindicatos, la sociedad civil, los gremios, los clubes deportivos, las asociaciones culturales, las iglesias, los medios de comunicación, las universidades, etc.

Entonces, si esos actores han de participar en la construcción de la democracia, lo menos que deben ser es responsables. Pero aquí los partidos ejercen ese derecho muchas veces con irresponsabilidad. Un partido responsable debe saber que en la época de la aldea global lo que hacemos aquí se ve en otras latitudes y al final repercute en nuestro desarrollo económico. Por ejemplo, cuando un partido promueve o apoya protestas nacionales, como lo hizo el PRD recientemente, está haciendo un ejercicio de irresponsabilidad social y política.

¿Por qué?

Porque esas son acciones que en definitiva ahuyentan los inversionistas, y ya sabemos, y no porque nos lo dijera el argentino Andrés Oppenhaimer en su Cuentos Chinos, que sólo con inversiones podemos combatir el desempleo y lograr el desarrollo.

A diferencia de los años sesenta u ochenta, cuando las protestas tenían un carácter local, ahora con el asombro desarrollo instantáneo de la información, los agentes económicos internacionales, al ver en un país protestas callejeras, quemaderas de gomas, policías disparando a multitudes, etc… en menos de un segundo abandonan la idea de invertir en ese país para hacerlo donde no existan perturbaciones sociales. Así de sencillo es la cosa ahora.

Otros dos ejemplos de irresponsabilidad social y política los observamos en los casos de la Ley Eléctrica y de la Liga Municipal.

Cuando todos suponíamos que esos dos proyectos gozaban del consenso, producto de casi una década de discusiones, el PRSC y el PRD se despacharon con virulentos pronunciamientos y una oposición tenaz en el Congreso.

En el caso de la Ley Eléctrica, hace tiempo venimos diciendo que ese sector carece de reglas claras y que el robo de la energía eléctrica dificulta la solución a ese complejo problema. El robo eléctrico debía ser criminalizado, gritaba toda la sociedad. Pero cuando el Congreso procedió a hacerlo la oposición elevó enérgica su protesta.

En cuanto a la Ley Municipal también nos llevó años ponernos de acuerdo. Todos sabíamos que esa ley es obsoleta y requería modificaciones, entre ellas, y en primer orden, la reducción de los poderes de la propia Liga.

Pero cuando se hizo, la oposición interpretó ese avance como una agresión política a Amable Aristy Castro. Incluso alegó que eso le quitaba poder para usar recursos de la Liga en su candidatura. ¿Quién ha dicho que los recursos de la Liga son para campaña electoral?

Aquí se entiende que hacer oposición es oponerse a todo y a  todos. Admito, en diversos aspectos hemos progresado, pero lamentablemente la mentalidad de algunos políticos se resiste a hacer política con responsabilidad. Creen que la mejor manera de llegar al poder es oponiéndose a todas las iniciativas gubernamentales, aunque sean buenas para el país. Pero al actuar así, en vez de votos, lo que consiguen es el rechazo de muchos sectores que perciben con claridad la demagogia escondida detrás de esa supuesta preocupación y bonhomía.

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