Caracas.- La oposición venezolana emprendió la segunda batalla en su propósito de revocar el mandato del presidente Nicolás Maduro este mismo año, con el tiempo en contra y la maquinaria chavista volcada de lleno a impedirlo.
La coalición Mesa de la Unidad Democrática (MUD) solicitó formalmente este martes el referendo, tras superar la primera fase del proceso con la validación el lunes de 200.000 firmas que la acreditan como promotora de la consulta.
«Estamos (…) entregando la comunicación donde la MUD solicita» que se fije la fecha para recabar cuatro millones de firmas (20% del padrón electoral) exigidas para convocar el referendo, declaró a periodistas el dirigente Carlos Ocariz en la sede del Consejo Nacional Electoral (CNE).
La MUD ingresó el pedido horas después de recibir la certificación de las 200.000 rúbricas (1% del padrón). Principal impulsor del revocatorio, el excandidato presidencial Henrique Capriles anunció que el miércoles y jueves habrá una decena de manifestaciones para impulsar la segunda fase de la recolección de firmas.
Esas voluntades deben ser conseguidas en tres días. En la solicitud entregada al CNE, la oposición planteó que se haga del 23 al 25 de agosto. «Hay tiempo de sobra para hacer el referendo este año», dijo Ocariz. Para el analista Luis Vicente León, «el siguiente paso será tan duro y largo como el primero.
El juego potencial del CNE no es evitar, sino demorar el referendo revocatorio. Y ese juego no ha terminado», sostuvo. Si el CNE acepta el pedido de consulta -tiene 15 días continuos para responder- se irá a la segunda etapa: la recolección de las cuatro millones de firmas. Entonces, el CNE tendrá 15 días hábiles para fijar la fecha y centros de recolección de esas rúbricas.
Luego tomará otro lapso igual para contarlas y tres meses para organizar el referendo. La MUD acusa al CNE de servir al chavismo y dilatar el proceso, pues si el referendo se hace antes del 10 de enero de 2017 y Maduro pierde, habrá elecciones; pero si es revocado después de esa fecha, los dos años de mandato que faltarían los completará su vicepresidente.
«La derecha no podrá conmigo», aseguró el lunes Maduro, sin mencionar el referendo. Para revocarlo se necesitan más de los 7,5 millones de votos con los que fue elegido en 2013, y según la firma Venebarómetro, 64% de los electores (12 millones) votaría en su contra.
«Golpe político«. León opina que «la sola recolección de (4 millones de) firmas sería un durísimo golpe político que el chavismo querrá evitar». Maduro enfrenta el descontento de una población que sufre por una escasez de alimentos y medicinas que alcanza el 80%, y una inflación que fue de 180,9% en 2015, proyectada por el FMI en 720% para 2016.
En su carrera contrarreloj, la oposición asegura que el referendo se puede hacer en diciembre, pero el oficialismo descarta de plano esa posibilidad mientras empuja 8.600 recursos legales contra la MUD, acusándola de fraude en la recolección de firmas para activar la consulta.
El oficialismo demandó a la MUD ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) -al que la oposición también acusa de servir al chavismo- y la semana pasada pidió al CNE inhabilitarla como actor político.
«Haremos lo que tengamos que hacer, dentro de la Constitución y la ley, para que no haya revocatorio en el 2016, ni en el 2017, ni en el 2018», dijo el número dos del chavismo, Diosdado Cabello. Al anunciar el lunes la validación de la primera etapa, la presidenta del CNE, Tibisay Lucena, informó que se detectaron casos de presunta «usurpación de identidad» y otras anomalías que pedirá investigar a la Fiscalía.
«Ninguna de estas decisiones de índole de investigación detienen la buena marcha del proceso administrativo», manifestó este martes Luis Emilio Rondón, único rector del CNE afín a la oposición.
El constitucionalista José Ignacio Hernández calcula que si el CNE usa los lapsos máximos, «el referendo podría darse, como máximo, el 4 de enero de 2017», pero si tan «solo se retrasa la mitad de lo que se retrasó en la fase del 1%, se daría hacia abril de 2017».
Se haga o no en 2016, la oposición debe superar sus diferencias internas y no abandonar «su lucha por el referendo», incluso «si el final de la historia es una negociación», sostuvo de su lado León. Un epílogo incierto, pues una comisión de expresidentes extranjeros que impulsa un diálogo aún no logra un cara a cara entre las partes, en una crisis cada vez más polarizada.