Opositores Aristide mantienen control Gonaives

Opositores Aristide mantienen control Gonaives

PUERTO PRINCIPE (AFP).- Un grupo de opositores armados tomó el control de Gonaives, cuarta ciudad de Haití, con un balance de 11 muertos y 20 heridos, lo que supone un duro golpe contra el gobierno del presidente Jean-Bertrand Aristide, quien decidió enviar refuerzos policiales para restablecer el orden.

Los rebeldes del Frente de Resistencia Revolucionario de la Artibonita, que reclaman la dimisión de Aristide, circulaban armados en moto-taxis y vehículos por la ciudad de 200.000 habitantes, situada en el noroeste del país, al día siguiente del asalto de la comisaría central, según medios de comunicación locales.

Los hombres del Frente están vestidos con ropas de camuflaje y gorras o uniformes de la Policía, de la administración penitenciaria o de unidades antimotines incautados el jueves.

El asalto de la comisaría provocó al menos 11 muertos y 20 heridos según el responsable de la Cruz Roja en Gonaives, Raoul Elysée. Los rebeldes también liberaron el jueves a todos los detenidos y saquearon las oficinas del delegado del gobierno (equivalente a una prefectura), que representa la autoridad del Estado.

El secretario general de la ONU, Kofi Annan, instó a los haitianos a solucionar pacíficamente sus conflictos y dijo que la toma de Gonaives marca una «nueva escalada de la violencia» en el país.

Annan, dijo su vocero Fred Eckhard, exhorta «a todos los haitianos a solucionar sus divergencias pacíficamente y por las vías constitucionales».

Según medios de comunicación locales, el control de la ciudad por los rebeldes provocó un éxodo masivo de los habitantes y de los policías que viven en el centro de la ciudad.

«Son acciones terroristas y la Policía intervendrá para restablecer el orden y proteger a la población», declaró el viernes a la AFP el secretario de Estado haitiano de Comunicaciones, Mario Dupuy. «Los terroristas deben ser neutralizados. Los autores de estos actos pertenecen al brazo armado de la oposición», agregó.

Esta situación de oposición armada «se presentó ya en la Meseta Central (este del país) y el gobierno reaccionó en consecuencia», destacó Mario Dupuy.

En 2002 y 2003 el gobierno había enviado a esa región unidades especiales de la Policía tras los ataques contra edificios gubernamentales, locales policiales y sus vehículos, que provocaron una veintena de muertos entre las fuerzas de seguridad y partidarios del gobierno.

Medios de comunicación locales afirmaron el viernes que los rebeldes esperaban a pie firme el retorno de las fuerzas de seguridad a Gonaives, sacudida desde setiembre por actos de violencia que provocaron 53 muertos y 119 heridos.

El Frente ya no ocupa la comisaría central ni la sede del delegado del gobierno, edificios que fueron incendiados el jueves. La comisaría está totalmente destruida, al igual que varios vehículos policiales.

Los responsables del Frente habían asegurado el jueves que tratarían de «liberar otras ciudades de la región». Según un periodista local, los rebeldes llegaron el jueves de noche a la localidad vecina de Ennery, al norte de Gonaives, donde también incendiaron la comisaría, que se encontraba desocupada.

La de la ciudad de Estere, al sur de Gonaives, fue abandonada el jueves por sus ocupantes, pero el Frente no llegó a tomarla, según medios de comunicación.

Los rebeldes continuaron atacando el viernes algunos barrios bastiones de los partidarios del presidente haitiano. Varias casas fueron incendiadas.

El secretario de Estado de Comunicaciones desmintió que Aristide haya enviado armas a los rebeldes de Gonaives antes de setiembre, cuando aún apoyaban a su gobierno. «Todo el mundo sabe que hay redes que alimentan el terrorismo», señaló Dupuy.

El Frente, por su parte, afirma que fue armado por la presidencia haitiana en tiempos en que esa organización apoyaba a Aristide. Tras el asesinato el 22 de setiembre de su jefe, Amiot Metayer, del que acusan al gobierno, el grupo decidió pasar a la oposición y sumarse al pedido de renuncia del presidente haitiano que reitera la sociedad civil y los partidos políticos opositores.

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