Opositores unen fuerzas para bloquear a Mubarak

Opositores unen fuerzas para bloquear a Mubarak

EL CAIRO (EFE).- La oposición egipcia, asida al marco de la acción social, ha arrinconado sus tradicionales divergencias y ha comenzado a unirse para evitar que el presidente, Hosni Mubarak, pueda prorrogar su mandato por quinta vez.

   Con este objetivo, cerca de setecientos intelectuales, activistas de los Derechos Humanos, sindicalistas, artistas y políticos en la oposición, incluidos los proscritos Hermanos Musulmanes, han firmado un manifiesto en el que exigen drásticas reformas democráticas en el país.

   «Tras 24 años de presidencia de Mubarak, es evidente que este régimen se ha convertido en un obstáculo para cualquier tipo de cambio, necesario para solventar los problemas sociales y económicos que han extendido la corrupción y el desempleo en el país», explica el documento.

   Por ello, «los abajo firmantes se declaran dispuestos a trabajar para lograr la enmienda de la Constitución antes de que expire, en octubre de 2005, el actual mandato del presidente», afirma el texto, enviado por fax a la oficina de EFE en El Cairo.

   «Estas reformas deben realizarse lo más rápido posible para que todas las formaciones tengan una posibilidad real de participar en los próximos comicios y el pueblo egipcio pueda recuperar su derecho a elegir a sus dirigentes», agrega.

   El texto sorprende por su dureza en un país donde las críticas al Gobierno son cuestión de susurros, pero también por la heterogénea unidad de sus signatarios, todos miembros de una oposición hasta la fecha timorata y atomizada.

   Entre los firmantes, aparece la rúbrica de 16 Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y una decena de partidos políticos, entre los que se encuentra el Partido Laborista, de orientación islámica, cerrado por Mubarak hace cinco años.

   Los islamistas han sido los que más han sufrido la represión del régimen desde que el actual presidente accediera al poder en 1981 en sustitución de su predecesor, Anuar al-Sadat, asesinado por un integrista.

   En su casi cuarto de siglo en el Gobierno, Mubarak ha levantado una férrea red de control del Estado, amparado por medidas tachadas de antidemocráticas como la ley de emergencia antiterrorista, criticada por organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos.

   Hasta la fecha, la abrogación de la ley marcial era la única de las reivindicaciones que unía a la debilitada oposición egipcia, que solo detenta una treintena de los 455 escaños que componen la Asamblea Nacional.

   El resto está en poder de la Partido Nacional Democrático (PDN), que preside el propio Mubarak.

   Pero la aguda crisis económica que sufre el país, la pérdida del prestigio internacional de Egipto y el cada vez más evidente descontento social parecen haber aventado los recelos y las disputas de la oposición.

   El despertar público de los opositores coincide también con un momento de grave crisis política en el país, sacudido por la incertidumbre de quien sucederá al anciano «rais» si el sistema no se modifica.

   Los rumores, azuzados por los movimientos estratégicos en el seno del PND, apuntan a que el presidente se inclina por una sucesión «al estilo sirio» que permita la subida al poder de su hijo menor, Gamal Mubarak.

   Al igual que hiciera el ahora presidente sirio Bachar al-Asad, el vástago de Mubarak, alejado de la política hasta cumplir los cuarenta, ha emprendido una fulgurante carrera que en pocos años le ha llevado a convertirse en el tercer hombre más poderoso del partido gobernante.

   Aunque el presidente lo niegue en público, la calle egipcia cree que sus decisiones le delatan: la última reforma del Gobierno, hecha el pasado julio, llevó al cargo de primer ministro a un tecnócrata vinculado con el círculo más próximo a Gamal.

   «No a la renovación…no a la sucesión…si a la elección de un presidente de la República en la que participe más de un candidato», culmina el texto.

   Según la ley que la oposición quiere reformar, es el Parlamento quien elige al candidato a la presidencia, que después es refrendado por el pueblo en referéndum.

   Hasta la fecha, Mubarak los ha ganado todos, con más del 95 por ciento de los votos. EFE

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