Opret tumba decenas casas margen Ozama

Opret tumba decenas casas margen Ozama

Un contingente de policías arrasó con decenas de casas en la ribera del río Ozama, en Gualey, del Distrito Nacional, por orden de la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (Opret), que alegó que algunas fueron levantada ilegalmente en las últimas semanas.

Lo peor de la situación es que personas que llevan décadas habitando en el área han sido medidas con la misma vara, por lo que  reclaman ser indemnizadas.

Algunas de las madres lloraban junto a sus hijos, al lado o sobre los ajuares que tenían a la intemperie, porque no tenían otro lugar para reubicarse.

Brineya Amador Encarnación lamentaba bajo lágrimas que su casa fue tumbada con sus tres hijos dentro, a pesar de que habitaba en ella desde hace muchos años, pero confía en que las autoridades la reubiquen en un lugar seguro.

Seneida Rodríguez dijo que lleva muchos años en ese lugar, pero que hace dos semanas levantaron una casucha al lado, y sin mediar palabras los agentes de la Policía la emprendieron sin discriminación.

Héctor Julio Méndez, fue otro que su casa fue derribada y deambulaba por la zona porque tiene cuatro hijos que no sabe dónde pasarán los días.

Opret rompe dialogo con entidades

El Comité para la Defensa de los Derechos Barriales (Copadeba) atribuyó la ocupación del espacio a que la Opret rompió el diálogo con las organizaciones comunitarias que conocen la realidad para  negociar con “bandas de delincuentes y tígueres”  a quienes ha tenido que darles cientos de miles de pesos. Patricia Gómez, coordinadora de Copadeba, responsabilizó a la Opret de la ocupación de la ribera del Ozama, ya que esta entidad del Gobierno prefirió negociar con los “tígueres”  los mismos que ahora levantan casuchas en la ruta de la avenida Perimetral o del Ozama.  Gómez explicó que luego de la última reunión efectuada en los salones de Copadeba, donde más de 30 organizaciones exigieron la reubicación de las familias, porque una obra como la avenida Perimetral no podía basarse en desalojos arbitrarios, el ingeniero Leonel Carrasco rompió el diálogo e intervenir directamente, poniendo en peligro hasta su integridad física.

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