Hoy 
POR ALTAGRACIA ORTIZ
La representante en el país de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) calificó ayer como inaceptable y hasta criminal que se esté ensayando en personas una cura contra el SIDA, sin cumplir con los protocolos científicos establecidos.
La doctora Ana Cristina Nogueira deploró la práctica que lleva a cabo el siquiatra dominicano José Ramón Báez Acosta con pacientes de barrios pobres de Santo Domingo.
Esa es una práctica inaceptable y hasta criminal, pero además, se está haciendo mucho daño porque las personas infectadas con el virus están albergando falsas esperanzas, sostuvo la doctora Nogueira.
La funcionaria de Naciones Unidas vio positiva la intervención que ha dispuesto Salud Pública al apoderar a la Fiscalía y disponer el cierre de los dos laboratorios en que se practica el fármaco que supuestamente cura el SIDA.
Salud Pública intenta ahora localizar a numerosos pacientes que están en lista de espera para recibir las nueve inyecciones que se colocan en los laboratorios del galeno. Temen que esos pacientes se puedan descompensar y morir por falta de los antiretrovirales que usan.
Salud Pública ha asumido su rol, pero es conveniente que se pare la desinformación sobre la supuesta cura de una epidemia como el SIDA, sostuvo la funcionaria.
Ayer Salud Pública daba los últimos detalles para hacer intervenciones más directas a fin de detener la acción del doctor Báez Acosta.
A mediados de este mes, el reconocido neurosiquiatra, Báez Acosta dio a conocer a través de un espacio pagado en el vespertino El Nacional que había obtenido o fabricado el medicamento que curaría el SIDA.
El comunicado fue tomado por el matutino El Caribe, quien dio seguimiento a las declaraciones del galeno.
La información ha generado credibilidad en algunas comunidades pobres y en personas que viven con la enfermedad.
No ha habido una reacción al tema por parte de la sociedad de siquiatría. Tanto el doctor Acosta como su hija son miembros de esa sociedad especializada en la salud mental.
Báez Acosta posee uno de los principales laboratorios productores de fármacos para enfermedades mentales. El y su familia insisten en que no dejarán de aplicar el fármaco que curaría el SIDA.
