Mi discurso profesional desde inicios de mi carrera es que la prevención se hace fuera del consultorio, porque es un campo de trabajo prácticamente virgen y muy amplio en donde se puede lograr un impacto grande y positivo, de tal forma que realmente trabajemos la salud, no la enfermedad.
Cada día ocurren accidentes, exposiciones y complicaciones que pudieron ser evitadas tan solo con acceso a la información. Es por eso que la educación (en salud) es un arma tan potente y poderosa, el problema es que no es un dispositivo de alta complejidad, sino que el acceso es el contacto que tiene usted con estas líneas en este momento y esa simpleza le resta importancia a los ojos de quienes son incapaces de ver grandeza en pequeños detalles.
La Organización Mundial de la Salud, habla en relación a la contaminación del aire de interiores exponiendo realidades crudas, marcadas por la pobreza, la falta de información y de herramientas que generen cambios en el consumo. Somos nosotros, los países de ingresos bajos, los más afectados, pues aunque a algunos les suene difícil, hoy día, en zonas rurales de nuestro país, se continúa utilizando leña, queroseno y otros combustibles generadores de energía y calor, que implican un alto riesgo para la salud y el ambiente.