¡Ora conmigo!

¡Ora conmigo!

¡Buenas Píndaro! … ¿Qué te trae por aquí, con esa cara compungida? Ayyyy, Herminio… acabo de regresar de Miami y me he quedado triste hasta la tambora… pasé unos días muy duros al ver de frente al cáncer, el peor enemigo que ser humano alguno puede tener… y, lo he visto atacar de frente a un – ahora indefenso – amigo y familiar muy querido.

A lo mejor tú no te acuerdas, pero por allá por el 61’ empezaron a llegar a Santiago los primeros Hermanos De La Salle, quienes se vieron en la necesidad de salir de Cuba bajo la presión que les ejerció Fidel ante su labor educadora única y ejemplarizante en esa isla.

Ahhhh… Píndaro… ya recuerdo…. Yo tenía como trece años y ya estaba estudiando en La Salle de Santiago…. Ellos siempre con sus sotanas negras e impecable babero blanco… Ese hermano Arturo… siempre estaba animándonos en el juego del punching bag que estaba colgando de una soga, atada a un palo…. Él iba de un lado a otro en el patio… ¡fomentando liderazgo entre nosotros!

Es verdad… ¡Qué buen recuerdo tienes! Pero, lo que tú no recuerdas – pues estudiaste en Santiago y yo vivía en la capital-, es que el Hermano Arturo se hizo enllave de Freddy Ginebra y, juntos -como una fuerza única- para mejoría de todos los jóvenes crearon un movimiento de entrenamiento-fuera de los linderos de ambos colegios De La Salle- al cual bautizaron “Cursillos de Vida”.

Siiiiiiii…. Ahora recuerdo que las sesiones eran de fines de semanas completos… Freddy y él usaban la casa de Najayo del dictador, que para entonces había sido entregada a la Iglesia para esos fines… En uno de esos encuentros participamos con un grupo de Santiago – foto del cual aún conservamos para un valioso recuerdo -.

Así es… ese Hermano Arturo luego se aventuró –más tarde- por la vida laical y formó tienda aparte…. De esa etapa surgieron dos familias sucesivas y tres jóvenes que hoy ya son exitosos profesionales… uno de ellos, investigador en neurociencia…. En su pasado -en Dominicana- aportó grandes ideas a muchos vendedores de seguros a los cuales entrenó y dio cercano seguimiento… Hoy día, esos exitosos aseguradores deben parte de sus logros a la guía de ese motivador natural… ¡que hoy necesita ser motivado!

Pero Píndaro… ¿Y tú no sabías que hace como diez años él – desde Miami – coordinó un paquete de seminarios para múltiples empresas públicas y privadas aquí en el país?

¡Desde luego que sí, que lo sabía! Ese tipazo se inventó un sistema de coordinación de servicios de entrenamientos, y con el apoyo logístico local – entre los que me suenan y recuerdo a Quique y Angela – enviaba al país facilitadores de varias nacionalidades, pero de vasto conocimiento en sus áreas y así, poco a poco, fue sembrando su semilla del saber entre nosotros.

Me bajé del avión, con la esperanza de dar un gran abrazo una vez lo tuviera frente a frente… Llegué hasta su casa y allí estaba su abnegada esposa Mari… A mi mente, vinieron las palabras de Freddy que -días antes- había estado con esa gran pareja y los había alentado -a ambos- a luchar sin descanso contra ese flagelo del cáncer… Ahora, mi encuentro ha sido un solo choque emocional que sólo en letras –y sin poder emitir sonido alguno- puedo proyectar…

Píndaro… ¿Y qué impresión te causó verlo?

Mira –me respondió- he encontrado un retrato de quien está en paz con Dios y resignado a cualquiera sea el resultado de esta lucha tenaz- está consciente de que está feliz con su misión en todo lo que se ha propuesto… Pero, aún así, hay muchos de sus anónimos amigos y discípulos del pasado, que deben estar enterados de que este hermano de todos hoy necesita de sus oraciones y apoyo emocional. Por eso… ¡Ora conmigo!

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