Las relaciones dominico-haitianas ante crisis que afecta a nuestros vecinos fronterizos requieren manejarse entendiendo sus realidades, aprovechando experiencias similares y con prudencia y ecuanimidad en lugar de exaltación exacerbante de ánimos.
Debe diferenciarse el pueblo haitiano de su propio Gobierno. Y entender la naturaleza de este.
Los haitianos han sido víctimas de gobernantes, de su calificadísima élite contrastante con ignorancia popular, que los han condenado a espantosa miseria.
Su Gobierno se rige por una fisionomía diferente a la nuestra. Recuérdese en el pasado, ministros de Salud y de Agricultura adoptando restricciones fronterizas comerciales al margen del endoso presidencial; a diferencia de nuestros ministros que todo lo llevan “al Palacio” por “instrucciones del señor Presidente”.
Por eso ahora, careciéndose de presidencia legitimada en medio de pugnas por el poder, sus ministros ejercen su autoridad. Y su canciller incurre en la osadía de reprender a nuestro Presidente.
Debemos estudiar experiencias de crisis anteriores, particularmente: Bosch 63 y Balaguer en los 90.
El aspaviento al manejar la crisis de 1963, que muchos diagnosticaron como táctica para distraer atención ante problemas nacionales, no le incrementó a Bosch apoyo ciudadano e internacional. Mas bien el aspaviento provocó que su lamentable derrocamiento sucediera entre indiferencia inmediata, nacional y exteriormente.
En los 90s, cuando la comunidad internacional impuso embargo a Haití, Balaguer resistió su cumplimiento aduciendo que desabastecerlo pudiera conducir a haitianos desesperados por hambre y necesidades a violaciones fronterizas incontenibles, cautelosamente, por fuerzas militares muchas veces carentes de mística para hacer valer límites difusos.
La excitación discursiva que suele acompañar decisiones exaltadas tiende a exacerbar ánimos cuando lo que se impone es prudencia y ecuanimidad.
Mas si las decisiones están dirigidas a afectar, injustificadamente, al pueblo hambriento e ignorante, no a sus autoridades ni élites muchas veces mas competentes que las nuestras, en temas como visado de estudiantes y amenazas de restricciones de cierre comercial fronterizo.
La actual situación haitiana requiere ser manejada con la oración de Francisco de Asís a nuestro lado: Haznos “instrumento de paz…verdad…iluminación” para “combatir…discordia…tinieblas…y desesperación”.
Canciller de Haití incurre en la osadía de reprender a nuestro Presidente
Debemos estudiar experiencias de crisis anteriores
A Bosch no le incrementó apoyo ciudadano manejo de la crisis en 1963