Carlos T. Martínez es uno de los contados comunicadores de relieve con quien no he cohesionado cercana amistad, sino casual, ponderando siempre su estatura como periodista de investigación, publicando 25 títulos con centenares de semblanzas de personajes palpitante de nuestra sociedad.
Confieso sentirme aturrullado de no pequeña preocupación al leer en Diario Libre del 23 de mayo reciente una breve nota sobre el gran comunicador, informando padecer problemas prostáticos, una de las pandemias mundiales que azota a la humanidad, como la demencia senil, alzhéimer, cáncer de colon y mama, deficiencia renal, parkinson, que en el pretérito cercano apenas se mencionaban, y que la ciencia médica debiera profundizar investigación de sus causas.
Todos los quebrantos encuentran soluciones con excepciones de algunos, mal de Parkinson, mal de Alzheimer, cáncer colon, demencia senil, para los cuales la ciencia hasta ahora no dispone de controles, no así concerniente a la próstatas, que detectada en sus inicios la ciencia ha demostrado logros, donde se dirigen nuestra oraciones en el caso de El Deferente, Carlos T. Martínez.
El Deferente ha ejercido un periodismo de entrevista, que en sus 25 volúmenes el Ministerio de Cultura o el Archivo General de la Nación orientados por dos intelectuales de relieve mayor, debieran editar para un generalizado conocimiento de cientos personajes decodificados en sus vivencias.
Es momento de unir oraciones a Jehová por la salud de El Deferente, como gran ser humano y notable comunicador, y por la eficiente práctica médica que logre recuperarle su preciosa salud.
Desde ya, aunámosla todas.