Con los feminicidios en nuestro país, comparados con otras naciones, aparentamos como si estuviéramos en una feroz competencia por el primer lugar, inexplicable, a menos que aceptemos humildemente que no hemos combatido este maleficio con eficiencia, porque solo así se explicaría que un importante número de los asesinatos contra mujeres se ha producido luego de una o más denuncias contra sus parejas.
Mi parecer es que las órdenes de alejamiento pura y simplemente son un acicate que los asesinos toman como fuente de rencor y odio contra las parejas o madres de sus hijos y pierden la cordura que sus instintos, falso orgullo e ignorancia no les permiten conservar.
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El alejamiento ordenado por las autoridades no luce como solución en nuestro medio y entiendo que sería más beneficiosa una orden de acercamiento obligatorio a servicios de evaluación profesional psicológica, psiquiátrica, consejería de parejas, que podrían incluir miembros de ambas familias, apoyados por respuestas rápidas de servicios especiales que puedan tomar medidas ejemplares públicas contra potenciales feminicidas.