Organicemos el sector transporte

Organicemos el sector transporte

HAMLET HERMANN
El pasado miércoles 3 de agosto de 2005, el periódico vespertino “El Nacional” titulaba en primera página: “Leonel dice transporte es prioridad gobierno”. Que el Presidente admitiera la importancia de este sector es un gran paso adelante. No puede olvidarse que todo se transporta, absolutamente todo. Las personas tienen que trasladarse varias veces al día de un lugar a otro porque nadie vive, trabaja, estudia ni duerme en el mismo lugar. Asimismo las mercancías tienen que ser transportadas porque son producidas, comercializadas y utilizadas en diferentes sitios.

Siendo eso así, puede decirse que el sector transporte es sólo segundo en importancia al área energética en la economía del país. A pesar de los pesares, el transporte es lo más desorganizado dentro de la estructura estatal, aparte de que tradicionalmente allí ha reinado la corrupción y la impunidad.

Y ya que por decisión presidencial el transporte es prioridad gubernamental, tiene que ser asumida con toda la seriedad que el caso amerita. Para empezar, el Poder Ejecutivo podría contratar un pequeño equipo multidisciplinario, preferiblemente consultores privados, para que actualicen el estudio que hicimos en 1998 encaminado a fusionar en uno solo la docena de organismos públicos vinculados al transporte. Esto provocaría una sensible disminución en el gasto público dado el aumento en la eficiencia que se generaría. Ya en 1999, durante el primer gobierno de Leonel Fernández sometimos al Senado un proyecto de ley con tales fines, pero el control del Congreso por el Partido Revolucionario Dominicano impidió que la racionalidad se impusiera. Visto el deterioro progresivo del tránsito en todo el país, esperamos que los congresistas del PRD hayan recapacitado y contribuyan ahora a erradicar el caos existente.

Quizás los escépticos podrían pensar que la cantidad de organismos dentro de ese sector no es tanta pero, para convencerse sólo tienen que revisar la lista que sigue, con la fecha de creación de cada organismo:

1- Autoridad Metropolitana de Transporte (AMET) (1997)

2- Consejo de Administración y Regulación de Taxis (CART) (1998)

3- Consejo Nacional de Asuntos Urbanos (CONAU) (1995)

4- Consejo Nacional de Transporte (Plan Renove) (2000)

5- Dirección de Tránsito de la Policía Nacional

6- Dirección General de Tránsito Terrestre (DGTT) (1966)

7- Dirección General de Planificación y Programación de Inversiones de la SEOPC

8- Dirección Nacional de Embellecimiento de las Carreteras y Avenidas de Circunvalación (1968)

9- Oficina Metropolitana de Servicio de Autobuses (OMSA) (1997)

10- Oficina Técnica de Transporte Terrestre (OTTT) (1987)

11- Programa de Prevención de Accidentes de la SESPAS

12- Secretaría de Estado de la Oficina del Metro (2004)

A la lista anterior podríamos sumarle las direcciones de tránsito de cada uno de los ayuntamientos que hay en el territorio dominicano para darnos cuenta de por qué predomina un caos que se vislumbra interminable.

En lo que este proceso de fusión se pone en marcha, el gobierno de Leonel Fernández podría aprovechar el tiempo para asumir el estudio que serviría de base para un plan maestro de transporte de alcance nacional. Esa imprescindible investigación nos permitiría enterarnos de qué verdaderamente ocurre en las calles y carreteras de todo el país. Nadie, ni persona ni organismo, absolutamente nadie está en condiciones de saber qué está pasando en materia de transporte en República Dominicana. La mayoría de los técnicos hacen recomendaciones de oído y al sentimiento. En algunos casos exhiben cifras basadas en mediciones hechas años atrás y acomodadas a los intereses de cada momento, quizás para gestionar contratos de megaobras. Peor aún, la mayoría de los funcionarios sólo propone soluciones para la ciudad de Santo Domingo haciendo creer que con esto contribuyen a resolver los problemas de todo el país. Ninguno de esos técnicos de oportunidad sugiere obras verdaderamente necesarias para solucionar los problemas de transporte que han ido surgiendo en ciudades como La Vega, San Francisco, Santiago, San Pedro, Azua o Higüey. Estamos a tiempo para evitar que en esos lugares los sencillos problemas actuales degeneren hasta convertirse en asuntos sin solución. O podría decirse, se debía poner atención a esas ciudades antes de que el transporte colapse estrepitosamente como ya lo hizo en la ciudad de Santo Domingo.

Visto el caso y comprobado el hecho, si el presidente Fernández quiere poner en práctica la prioridad del transporte, sólo tendría que actualizar la propuesta de 1999 para fusionar la docena de organismos del sector. Luego, todo parece indicar que debería descubrir qué realmente pasa en el país en materia de tránsito para poner en marcha un plan maestro de transporte. Un plan con alcance nacional, no para Santo Domingo solamente, aunque sea en la capital donde “se hacen los cheques”.

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