La fiebre de la organización, closets impecables, estantes codificados por colores, fórmulas para doblar la ropa…en fin, toda una lista de quehaceres para poder mantener una casa en orden. Con estos intereses pasamos varios años, en los que los nuevos métodos de orden para los hogares eran la tarea diaria de miles de mujeres que intentaban mantener cierto grado de limpieza utilizando estas nuevas técnicas.
En principio todas nos fascinamos con los procesos que vimos en programas de televisión y las redes sociales se llenaron de tutoriales y productos para lograr la anhelada casa perfectamente organizada. Con todo este torbellino llegó la frustración y hasta la desesperación de amas de casa que no lograban lo prometido en esos videos.
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La misma Marie Kondo, una de las pioneras en métodos de organización del hogar, confesó que ella también ha caído en el caos del desorden y la falta de estructura. Con tres hijos en casa declaró que es casi una misión imposible mantener el orden. Y es que cada hogar funciona de manera diferente, hay edades familiares, situaciones y etapas que no permiten que exista una fórmula mágica para todos.
La organización es importante en el hogar. Donde no hay orden, las cosas no funcionan. Lo que sucede es que cada familia debe encontrar el método que vaya con su dinámica, con su estilo de vida y con el ritmo de las personas que habitan ese hogar.
Organizar al ritmo familiar, dando la prioridad a vivir, a disfrutar sus espacios. Un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar, sacar lo que no se usa para dar espacio a lo que es importante para nosotros y que necesitamos y nos gusta, si no podemos hacerlo hoy, se hace mañana; si no puede ser en envases transparentes, se hace con colores; si puedes doblar de esta forma o de la otra, está bien, lo importante es que se haga y se disfrute el proceso; es un hogar.