El desperdicio alimentario se ha convertido en un gran problema para la salud de nuestro planeta. Cómo organizar la nevera y la despensa para seguir reduciendo el desperdicio alimentario es un paso esencial, como señala Noelia López, nutricionista de Nestlé en España.
Un tercio de la comida que compramos se termina tirando. Además, el mayor agente de desperdicio es el consumidor final.
“Por ello, debemos ser más conscientes y hacer un mayor aprovechamiento de los alimentos. Muchas personas están aumentando involuntariamente esas cifras, según sus elecciones en el supermercado”, apunta la especialista.
Por ello, es muy importante asumir esta responsabilidad entre todos para ser cada vez más sostenibles.
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Ser sostenibles en casa es algo fundamental, ya que es un entorno controlado. Por eso es importante ser conscientes del problema y empezar por organizar la nevera.
¿Qué debemos tener en cuenta para la organización?
Debemos preguntarnos: Cómo contribuimos al desperdicio alimentario o cuál puede ser el motivo por el que desperdiciamos alimentos.
Y una vez que eres consciente del problema puedes ponerle remedio.
Organizar la nevera y conservar los alimentos es importante para evitar que caduquen y se acaben desechando. Otro factor que hay que tener en cuenta para minimizar el desperdicio es la colocación de los alimentos tanto en el frigorífico como en la despensa.
La nutricionista recuerda la importancia de “saber cómo se conserva cada uno de los productos para una colocación correcta y evitar su deterioro” y menciona la existencia de alimentos no perecederos y perecederos.
Los primeros, los no perecederos, se conservan a temperatura ambiente durante un largo periodo de tiempo.
Las estanterías de la despensa son el mejor lugar para guardar los alimentos secos, los tarros o las conservas como el atún enlatado, el arroz o las legumbres. También productos envasados como mermeladas o aceitunas
“Esto no significa que estos alimentos vayan a durar toda la vida. Este tipo de producto puede almacenarse durante mucho tiempo siempre que se respeten las condiciones óptimas de almacenamiento”, matiza Noelia López.
La experta aconseja “seguir las recomendaciones que se incluyen en las etiquetas de cada producto”.
Por otro lado, se encuentran los alimentos perecederos que son alimentos que deben mantenerse refrigerados a baja temperatura como lácteos, verduras o pescados.
Hay alimentos que se conservan congelados por sus propias condiciones como los helados o verduras congeladas, como los guisantes.
“Se deben tener en cuenta cuales son estos alimentos y que no se echen a perder para evitar el desperdicio alimentario por las condiciones de temperatura. Esta es la principal causa de descomposición”, explica la nutricionista.
“Cada alimento necesita una temperatura distinta -añade- y debe colocarse en sitios específicos para evitar contaminaciones y garantizar la seguridad de todos los productos como los frescos o elaborados”.
Cómo conservar alimentos refrigerados
Los alimentos con la indicación en la etiqueta de conservar refrigerado y la mayoría de alimentos con una fecha de caducidad como comida pasteurizada o carnes hay que mantenerlos en la nevera.
La temperatura tiene que estar alrededor de los cinco grados centígrados. De esta manera, evitamos la proliferación de microorganismos que puedan causar daños.
Hay alimentos más delicados como las fresas, carnes o pescado fresco que pueden tener bacterias y son más sensibles que los alimentos ya cocinados.
Es importante conservar cada alimento en recipientes protegidos y bien cubiertos.
Hay que tener en cuenta que cuando abrimos la nevera entra aire del exterior y hace que haya un aumento de temperatura. Una vez cierras la puerta el aire caliente ocupa las baldas más altas y enfría las bajas.
Aprovecha cada estante para organizar la nevera
La forma segura de organizar los alimentos en las neveras sería tener las frutas y verduras en los cajones de abajo a una temperatura de 2 grados.
En la parte superior, se colocarían las carnes, aves, pescados limpios y comida para descongelar. Muchas neveras tienen cajones preparados para estos productos que mantienen la temperatura a 5 grados.
En una balda superior se pondrían los huevos, lácteos y embutidos. La parte de más arriba se puede usar para guardar los alimentos ya cocinados y listos para su consumo como unas sobras de comida o conservas.
En la puerta, se deben evitar colocar los huevos, ya que es el espacio con mayor temperatura (unos 10 grados). Es el lugar más adecuado para bebidas como el agua o el tomate.
FIFO, la mejor regla de conservación
Una buena organización de los alimentos que guardamos en la nevera nos ayudará a no olvidarnos de consumir esos productos que se vayan a estropear.
La experta de Nestlé propone utilizar la regla FIFO (“First Eat First Out”, por sus siglas en inglés) para ser más eficiente.
“Esta es la regla de que lo que primero entra, es lo que primero sale. Podemos poner los alimentos que más tiempo llevan justo en la primera línea de la nevera y así los tendremos antes presentes para recurrir a ellos lo antes posible”, señala.
Por último, hay que recordar que si tenemos alimentos que se van a desperdiciar, la mejor opción es congelarlos adecuadamente.