Órganos que salvan

Órganos que salvan

No es de ahora que técnicas quirúrgicas hacen posible prolongar la vida de pacientes, a partir de dramáticos actos de donación de órganos. Para alguien condenado a morir porque ya le falla totalmente el corazón propio, puede aparecer de repente un sano órgano de reemplazo recuperado de otro cuerpo que ya no lo necesita por una circunstancia mortal irreversible.

De ese modo pasa a latir en el pecho de otro ser humano y ese milagro que es la vida, continúa.

Sin embargo, los trasplantes que vencen a la muerte  a partir (oh ironía) de la muerte misma, se producen de manera escasa en República Dominicana.

Mientras, año tras año se extinguen vidas por pérdidas de órganos. Hombres, mujeres y niños que quedan trágicamente sin funciones hepáticas, renales o cardíacas aunque por lo demás sus cuerpos  estuvieran en condiciones de sobrevivir si la ciencia pudiera  llenarles esas carencias vitales.

Un grave vacío de información y de aceptación cultural impide en nuestro medio que la solidaridad humana establezca vínculos de emergencia entre ciudadanos para que hechos infaustos puedan ser manejados hacia  la sanación y la vida.

La portentosa generosidad que supone donar órganos de seres queridos que acaban de morir se practica escasamente en el país a pesar de que no hay reglas morales ni religiosas que la impidan. Todo lo contrario.

-II-

Pocos actos de caridad lo superarían  en eficacia y abnegación.

Y pocos actos suponen un estrechamiento más cercano de la relación entre los seres humanos que el hecho de transferir, de uno a otro, algún elemento imprescindible para sostener la existencia.

El Hospital General de la Plaza de la Salud dispone de recursos quirúrgicos muy modernos que hacen posible el trasplante de órganos en el país: Algo así como un puente glorioso para que  más allá de un deceso irremediable, algún prójimo en estado dramático encuentre salvación.

Hagamos cambios en nuestra mentalidad para que el trasplante sea un recurso de aplicación frecuente para restituir la salud a muchos pacientes que sólo así escaparían a la muerte, algo que no está ocurriendo en estos momentos.

La vida humana se inició en el planeta (según la tradición cristiana y hasta la propia ciencia) en un mismo punto y en un mismo momento. Por más que nos hayamos multiplicado y esparcido por el mundo, la humanidad es una sola. Ningún cuerpo es realmente extraño al órgano que acoge para poder sobrevivir.

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