¡Orgullo de ser! …lo que sea

¡Orgullo de ser! …lo que sea

El célebre Verdaguer refería sus visitas a Estados Unidos: “La primera vez, encontré que la homosexualidad estaba de moda. Luego volví, y  ya la habían legalizado. Ahora temo volver, no vaya  a resultar que ya sea obligatoria”. Los varones de Sodoma, todo el pueblo, desde los más jóvenes a los más viejos, llamaron a la puerta de Lot gritando: “¿Dónde están los hombres que vinieron aquí esta noche? Sácalos, para que tengamos sexo con ellos”. Génesis 19:5, refiere claramente a personas dedicadas a conductas aberrantes y fuera de toda ley, que exhibían sus conductas y además querían imponerlas con violencia a otras personas.

Estamos en épocas de francachela, carnaval, alcoholismo y de gran cantidad de inconductas que se exhiben como cosas graciosas y de buen gusto. Comportamientos ostentosos de grupos dominantes y explotadores de toda especie, que son luego imitados y exagerados por el vulgo, en versiones dantescas de la “rebelión de las masas”, como las denominara Ortega y Gasset, las cuales reclaman participación, pero luego entronizan la vulgaridad y la promueven como conducta correcta o incluso ideal.

La gran criminalidad y la gran dispersión de conductas que hay en el país, tienen demasiado que ver con los altos niveles de doble moral y de hipocresía existentes.

Puesto que no hay castigo para nadie, vivamos con desenfreno. El ateísmo  y el descreimiento, la carnalidad y consumismo lo arropan todo. Una poderosa obsesión por gozar ¡ahora!, un “dame lo mío” colectivo, un bacanal de descarriamiento. Pero hay, sobre todo, una gran rebeldía contra Dios.El ateísmo es muchas veces rebeldía, deseo de no someterse a nada ni a nadie. Un intelectual ateo, personaje de una novela clásica, decía: “Aceptaría que Dios existe, si no se entrometiera en mi vida”.

Hay resistencia generalizada contra la moral. Se acepta el orden a regañadientes, por conveniencia práctica y, a lo  sumo, una moral sin dogma, racionalista, o naturista, que se pueda manipular conceptualmente, en favor de nuestros intereses.

Se persigue más y más libertad: de expresión, asociación y “marinomio”; Esto es, de ser homosexual, drogadicto, alcohólico, proxeneta, violador, machista abusador, narcotraficante, lavador, explotador, prevaricador, evasor, o sicario. Y de, sobre todo, tener el derecho de exhibirlo y proclamarlo, y de incitar a otros y hasta de imponérselos. Todo eso, como una supuesta libertad de ser y de expresarse, en contraposición a todo valor  y principio, pero sobre todo, a Dios: Una sociedad hipócrita, y degenerada. Una cosa es reclamar trato justo y humanitario para personas con conductas diferentes; y que se promueva el estudio, la comprensión, la asimilación y manejo societal de dichas conductas. Otra, muy distinta, es exhibirlas con orgullo, arrogancia y violencia.

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