Fidelidad de larga data, orgullosa militancia me compromete a dedicar la columna de este día al equipo rojo de la pelota otoño-invernal dominicana: Leones del Escogido.

La hazaña de la novena, tanto en la temporada regular como en la Serie Final del campeonato, aliviaron los sufrimientos y burlas que hubo de soportar la militancia, durante 18 dolorosos años de “abajismo”.

Aunque otros me han precedido en el reconocimiento, no puedo dejar de consignar la decidida entrega de los jugadores en el terreno de juego, hasta alcanzar el cetro de campeones de la liga dominicana.

Aunque parezca irrelevante a los fines de resaltar el meritorio esfuerzo y la pasión que directivos y peloteros demostraron durante el Campeonato, apuntaré que soy fiel e invariable parcial de la grey roja desde los años en que despertaban fervor, dentro y fuera de los estadios, Osvaldo Virgil, Gallego Muñoz, Juan Marichal, los hermanos Alou, y otros jugadores de altos valores.

La pelota criolla ha despertado desde siempre los más encendidos debates, acaloradas defensas de millares de militantes, pero nunca he visto que haya provocado desenlaces lamentables.

Las sucesivas derrotas del Escogido, hay que admitirlo, desestimularon a muchos seguidores, adoloridos por tantos fracasos. Otros no resistieron quizás las mofas de los seguidores de los equipos triunfadores, Águilas Cibaeñas y Tigres del Licey.

Alguien decía en estos días que al equipo rojo la faltaba gerencia. Se demostró en la recién pasada campaña.

El trofeo logrado en buena lid, con gallardía y profesionalidad, le confieren mayor estatura a los campeones, sin dejar de reconocer las garras inmensas de unos desafiantes Gigantes del Cibao, novena que logró el sub-campeonato.

“Nunca es tarde, si la dicha es buena”, sentencia un viejo dicho popular. Los Leones del Escogido demostraron que la impaciencia es mala consejera, y han hecho renacer en los fanáticos  la esperanza de que siempre se impondrá el coraje y la firmeza.

Dentro de once años, el Equipo escarlata arribará a su Centenario. Esperamos celebrarlo con renovado entusiasmo.