Oriente Medio crispa los nervios de los países adictos a su petróleo

Oriente Medio crispa los nervios de los países adictos a su petróleo

En febrero, dos atacantes suicidas sauditas trataron de hacer estallar autos cargados de explosivos en el centro neurálgico de la industria petrolera del reino. Uno de ellos voló en la tercera puerta de la instalación de Abqaiq, permitiendo que el segundo llegara a la siguiente línea de defensa, donde explotó bajo el fuego de las fuerzas de seguridad.

Los militantes no habían cumplido su misión -devastar partes de la planta que procesa dos tercios del petróleo crudo del reino- pero el asalto provocó vibraciones que se extendieron por los mercados petroleros, y provocaron un alza de US$2 por barril. También resaltó la vulnerabilidad del mayor productor de petróleo del mundo a la amenaza terrorista interna.

El que más del 60% de las reservas de petróleo comprobadas del mundo estén en el Oriente medio, una región plagada de conflictos, es una fuente constante de ansiedad para las naciones que dependen de los suministros del Golfo. A pesar de los esfuerzos declarados de reducir su dependencia del petróleo de esa región, Estados Unidos ha sido arrastrado a reiteradas intervenciones y respaldo a regímenes autocráticos para garantizar suministros de energía estables.

El riesgo de los ataques terroristas a las instalaciones petrolera del Golfo se hicieron más alarmantes después de los ataques del 11 de septiembre de 2001. Más recientemente, sin embargo, la amenaza de un conflicto militar con Irán por su programa nuclear ha intensificado las preocupaciones sobre una posible interrupción de las exportaciones de petróleo.

Turki al-Faisal, el embajador saudita en EEUU ha advertido que un ataque a Irán convertiría “todo el Golfo en un infierno de tanques de combustible estallando e instalaciones clausuradas” y “dispararían los precios del petróleo a cifras astronómicas”.

Con nestas amenazas en mente, la administraciòn Bush ha iniciado una iniciativa para incrementar la cooperación en la seguridad con el Golfo, un plan que incluye trabajar en la defensa de misiles, seguridad marítima, y cooperación contra el terrorismo e inteligencia. Estudios clasificados que se llenaron de polvo en el Pentágono están siendo revisados, mientras EEUU valora la factibilidad de desviar y expandir la red de conductos árabes para trasladar los suministros de petróleo del mundo lejos del Golfo. Mientras que Irán el es “catalizador” de un diálogo sobre seguridad elevado, la amenaza del terrorismo interno también es un factor, dice un funcionario norteamericano.

Kaled al-Rodhan, miembro visitante del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington, dice que los grupos extremistas generalmente han evitado los ataques a la industria de la energía, pero que la estrategia cambió con la violencia de posguerra en Irak, donde los oleoductos e instalaciones se han convertido en objetivos constantes. Desde entonces, dice, los líderes de al-Qaeda, incluyendo Osama bin Laden, el jefe de la red, han llamado a ejecutar ataques en Irak y en el Golfo, en general. Aimán al-Zawahiri, el segundo del señor bin Laden, le ha dicho a sus seguidores que concentren sus asaltos en el “petróleo robado a los musulmanes, de donde sale la mayor parte de los ingresos que van a manos de los enemigos del Islam”.

En la medida que han ido combatiendo las células de al-Qaeda en el reino, las autoridades sauditas han incrementado la seguridad alrededor de las instalaciones petroleras. Según Nawaf Obeid, una analista de seguridad y asesor del gobierno, el presupuesto de seguridad interno ha subido a un estimado de US12 millardos este año, de US$8,5 millardos en 2004, con la parte asignada a la industria del petróleo que subió a US$2 millardos de US$1,2 millardos en el mismo periodo. Más de 25,000 soldados se entrenan para proteger las instalaciones del petróleo y están respaldadas por patrullas aéreas.

Sin embargo, el señor Rodhan sostienen que no existen sistemas “a prueba de balas” para proteger las instalaciones de petróleo. Si Arabia Saudita se convierte en un blanco más difícil, por ejemplo, al-Qaeda desplazará sus ataques a otros sitios en el Golfo. El terrorismo sigue siendo el peligro más probable para un flujo de petróleo seguro, pero la amenaza de un conflicto militar con Irán pudiera ser más grave. Personas informadas sobre el régimen en Teherán alegan que el arma más potente de Irán es su capacidad de invalidar el Estrecho de Ormuz, que conecta el Golfo con el Océano Índico y por donde pasa más de un tercio del petróleo que se exporta en el mundo.

El ayatola Alí Jamenei, líder supremo de Irán, advirtió a comienzos de junio que una “equivocación” de EEUU pondría en peligro los flujos de petróleo del Golfo. Dis meses antes, Irán anunció que había probado un nuevo torpedo de alta velocidad, lo cual los analistas consideraron una amenaza directa a las naves que pasan por el estrecho.

Sin embargo, los expertos cuestiona la capacidad de Teherán para provocar una crisis prolongada en el estrecho, si sus instalaciones nucleares fueran atacadas por EEUU, y pronostican que sí podría ser capaz de hundir un barco, pero no más. “No es muy probable que Irán pueda hundir dos barcos porque se tomarían medidas de represalia”, alega Christopher Langton, un analista militar en el Instituto Internacional de Estudios Estratégicos en Londres. La V Flota de la Marina de EEUU que está en Bahrein tiene portaaviones, destructores y otras naves estacionadas en la región y las fuerzas navales de Irán no resistirían los ataques aéreos de EEUU.

Para reducir el riesgo de que los misiles golpeen las instalaciones petroleras -otra represalia iraní posible- los gobiernos árabes han ido modernizando sus defensas aéreas en tierra, y en algunos casos, sus aviones de combate. Mientras tanto, EEUU ha estado revisando opciones de esquivar el Estrecho de Ormuz, aunque los analistas dicen que los gobiernos están poco entusiasmados por revitalizar los planes para oleoductos, algunos de los cuales se remontan a la guerra entre Irán e Irak de 1980 a 1988.

Muchos de los oleoductos que se necesitarían ya existen, pero en algunos casos  no funcionan. Uno es el que alimenta el sur, desde Basora, bordeando Kuwait hacia Arabia Saudita. Su propiedad ha estado en disputa desde la invasión iraquí a Kuwait en 1990.

La construcción de una vía desde Kuwait, posiblemente pudiera alimentar ese oleoducto, y llevaría el petróleo kuwaití al sur, hasta el Mar Rojo, a través de Arabia Saudita, en lugar de al Golfo. Si la seguridad y la política lo permiten, el petróleo iraquí también se mueve a través de los conductos del norte, hasta Turquía y Siria.

Los oleoductos existentes que atraviesan la península árabe también pudieran expandirse para aumentar el flujo del petróleo saudita hacia el oeste, hasta el Mar Rojo. Hacia el este, Omán, cuyos propios recursos petroleros se están agotando más rápidamente que el de los aliados del Golfo, está estudiando la posibilidad de transportar petróleo de Abu Dhabi a través de los Emiratos Árabes Unidos directamente hasta la costa de Omán para las refinerías en el Mar Arábigo, evitando el Estrecho de Ormuz.

Se dice que el Pentágono había realizado investigaciones sobre este tema de la transportación antes de la invasión a Irak en 2003. Amy Myers Jaffe, del Programa de Energía de la Universidad Rice, de Houston, recomienda que además del trabajo con los oleoductos la comunidad internacional negocie una convención internacional que asegure el flujo libre de petróleo a través del Estrecho de Ormuz, similar a la Convención Montreux de 1936, que garantizaba la libertad de navegación a través de los Dardanelos y el Bósforo bajo control turco.

 “Conjuntamente, estas acciones serían muy potentes y aliviaría algunos de los temas del petróleo relacionados con un Irán nuclear”, dice.

VERSION AL ESPAÑOL DE IVAN PEREZ CARRION

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