Oriente Medio en estos tiempos

<p>Oriente Medio en estos tiempos</p>

YEZMIN CABRERA
Zona rica en recursos petrolíferos formada por gobiernos monárquicos, democráticos y teocráticos. En la actualidad es la región con mayores conflictos en el mundo, con enfrentamientos entre estados, grupos que reafirman su identidad étnica y un islamismo radical que le declara la guerra a Occidente.

Cuatro escenarios mantienen en vilo a la comunidad internacional. El conflicto palestino-israelí, un Irán renuente a descontinuar su programa nuclear y la insurgencia en Irak y Afganistán.

El conflicto palestino-israelí tiene nuevos componentes relacionados con factores internos y externos. En Palestina a pesar de que el presidente Mahmoud Abbas le pidió al saliente primer ministro Ismail Haniyeh que en el nuevo gobierno de unidad se reconozca el estado de Israel y se respeten los acuerdos firmados, no hay una posición definida al respecto. Ante la falta de un acuerdo entre Fatah y Hamás podría suspenderse la reunión del 19 de febrero entre la secretaria de estado estadounidense Condolezza Rice, el presidente palestino Mahmoud Abbas y el primer ministro Ehud Olmert. De realizarse será más difícil negociar con un presidente palestino comprometido con Hamás. No obstante, de no aceptar los requisitos la comunidad internacional seguirá reteniendo la ayuda económica al gobierno.

La causa palestina es apoyada por el grupo chiíta Hezbollah en el sur del Líbano y por Irán. Aunque se estableció el paro al fuego los dos soldados israelíes secuestrados no han sido liberados y se teme que Hezbollah se esté rearmando. El presidente iraní Mahmud Amadineyad ha declarado que Israel debe ser borrado del mapa, se le acusa de proveerle armas a Hezbollah a través de Siria y de enriquecer uranio para desarrollar bombas atómicas y atacar a Israel. A pesar de las sanciones impuestas por las Naciones Unidas afirma que no detendrá su programa porque solo busca producir energía nuclear.

Su discurso ha cambiado en las últimas semanas. De rechazar las inspecciones de la Agencia Internacional de Energía Atómica ha manifestado que permitirá el acceso a instalaciones nucleares. Con este cambio muestra que es consciente de los riesgos: sanciones económicas y la posibilidad de una invasión.

Las probabilidades de un ataque dependerán de la actitud que asuma Amadineyad en relación al programa nuclear. Estados Unidos necesita un argumento irrefutable para justificar una guerra preventiva. Colocar a Irán en la lista del “Eje del mal” y acusarlo de enviar armas a grupos chiítas en Irak no será suficiente.

En Irak sunitas y chiítas luchan entre sí y el movimiento terrorista Al-Qaeda ataca las bases estadounidenses justificando su accionar en la jihad. Al gobierno del chiíta Al-Maliki se le acusa de ser flexible con el ejército chiíta del Medhi porque necesita el apoyo del clérigo Moqtada Al-Sadr.

En Afganistán la OTAN enfrenta a los guerrilleros Talibán. La ofensiva de este grupo integrista se ha intensificado ante el ingreso a sus filas de chechenos, paquistaníes y uzbekos identificados con su causa.

Para pacificar la zona la comunidad internacional se reúne en bloques con grupos como el cuarteto formado por la ONU, la Unión Europea, Estados Unidos y Rusia, establece sanciones y envía misiones de paz. Todos estos esfuerzos con resultados infructuosos. Estados Unidos exporta sus instituciones y su democracia sin comprender que estos valores son considerados por los musulmanes como creaciones occidentales, no universales. Al imponer sus soluciones intensifica el sentimiento de animadversión hacia lo occidental, la resistencia al cambio y el número de adeptos en los movimientos extremistas islámicos.

El panorama es sombrío. Presenta un conflicto originado por factores étnicos, raciales y culturales a diferencia de otros enfrentamientos en el pasado en donde discrepancias económicas e ideológicas eran las determinantes.

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