Origen y rol del Congreso

Origen y rol del Congreso

Por Víctor Eddy Mateo Vásquez

La génesis del control parlamentario está asociada con la forma de Gobierno parlamentaria. Es en Europa, específicamente en Inglaterra, donde nace el parlamentarismo. En la Baja Edad Media existían dos poderes fundamentales o fuentes de autoridad: el rey y las denominadas Asambleas de nobles y clérigos, quienes representaban los intereses de los territorios de la monarquía, siendo esta representación el antecedente de lo que hoy se conoce como Parlamento o Congreso.

Sin embargo, estos representantes no eran elegidos por los ciudadanos, sino que eran designados por el monarca en las grandes ciudades bajo su imperio. De hecho, solo se reunían cuando el propio rey las convocaba, y versaban sobre aprobación de decisiones políticas del soberano. También, cabe resaltar que los asambleístas no defendían los intereses de los ciudadanos, más bien los de la nobleza y el alto clero. Por tanto, existía discriminación en contra de quienes no formaban parte de dichas clases.

Es fruto de aquel histórico enfrentamiento de matiz político-religioso en Inglaterra, entre el rey y el Parlamento en el siglo XVI, sumado a la Revolución Gloriosa de 1688, en la que se reforzó el control del Parlamento y su autoridad ante el comportamiento absoluto del monarca. Fue una lucha constante entre totalitarismo y quienes se oponían a dicha forma de Gobierno. Ejemplo de ello fue Jacobo I, monarca escocés, quien proclamó su derecho divino y anuló otra forma de autoridad.

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Más adelante, bajo el reinado de Carlos I (1625-1642) quien procuró confirmar el ejercicio absoluto del poder, es que detona la revolución, ya que el Parlamento entró abiertamente en conflicto con el rey y sus ministros, provocando revivir el procedimiento del impeachment o juicio político, a fin de imputar como traidores y otros crímenes a los más cercanos colaboradores del monarca. Incluso, Estados Unidos hereda el impeachment inglés de naturaleza penal al constitucionalismo moderno, a través de su Constitución de 1787.

Ahora bien, es en el siglo XVIII que el régimen parlamentario se erige como forma de organización política con la misión de defender la libertad civil y la representación de actuaciones que tienen sede de manera natural en el Parlamento o Congreso. Se registra históricamente la reforma electoral de 1832 que amplió el derecho al voto, con lo que se instaura la época de madurez y esplendor del sistema constitucional británico.

En el ámbito local, es justamente en el siglo XIX -1844- cuando se crea el Congreso Nacional, convocado por Pedro Santana, con la misión fundamental de elaborar la Constitución de la República Dominicana. Como ya es sabido, el primer esfuerzo no fue de su gusto, de allí el nacimiento del funesto artículo 210, en el que se consignó su poder absoluto en territorio dominicano. Fruto de la inestabilidad política de la época, el texto constitucional sufrió múltiples variaciones.

En conclusión, el rol que juega el Congreso Nacional hoy en día es vital para el desarrollo del país. Los legisladores están llamados a ser defensores de la libertad y de las conquistas alcanzadas por el ser humano, particularmente, aquellas logradas por los dominicanos.

El Congreso Nacional debe ser preservado como la casa de la democracia. Los legisladores deben respeto al pueblo que los eligió. Su misión es: representar, fiscalizar y legislar.

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