¡Orlando!

¡Orlando!

Señor director:

Hace días que he estado sintiendo la inquietud de dar a conocer parte de lo que conozco sobre la familia Martínez Howley y en especial sobre Nilson Martínez. Ahora, con el juicio a los asesinos de nuestro inolvidable Orlando, se han querido distorsionar o mal interpretar las declaraciones de nuestro amigo ingeniero Nilson Martínez Howley. Como compartí con la familia Martínez Howley los momentos de angustia y dolor desde aquel horrible 17 de marzo y por los vínculos de afectos y amistad que por más de cuarenta y cinco años me han unido a Nilson y su familia, siento la obligación de decirles que desde muy joven aprecié su alto sentido de responsabilidad, rectitud y respecto hacia sí mismo y hacia los demás.

Se graduó de ingeniero civil a los 22 años y fue el primero de su promoción en abrirse camino en lo social y en lo económico.

Poseedor de un liderazgo natural, se hizo rodear de un grupo de ingenieros con quienes después de realizar algunos trabajos constituimos la compañía por acciones que desde el 1969 hasta el día de hoy conserva su nombre, Construcciones y Equipos, C. x A.

Esta compañía se dedicó al estudio, diseño y construcción de obras sanitarias e hidráulicas. A fines del año 1974 terminamos y entregamos el último trabajo contratado con el Estado dominicano.

Al momento en que se produjo el asesinato de Orlando, nuestra empresa había hecho acuerdos con otra empresa del ramo para participar en los concursos que llevaba a cabo el Banco Central y su departamento de INFRATUR. Como resultado de estas licitaciones ganamos y contratamos el acueducto de Río San Juan, el Alcantarillado Sanitario de Playa Dorada y la terminación del acueducto de Playa Grande. No obstante, habíamos dejado proyectos importantes y aprobados por el INAPA sin ninguna motivación al respecto, como fueron el Acueducto de la Costa de Montecristi y el Alcantarillado Sanitario para la ciudad de Bonao, los que deben estar reposando en la oficina de supervisión de obras del Estado.

Más tarde, en el gobierno de don Antonio Guzmán, realizamos obras de rehabilitación en todo el sur que fueron devastadas por el ciclón David, así como la colocación de tuberías de 20″0 en Villa Mella, El Mirador Sur y el acueducto de Las Praderas.

No entendemos como se puede atribuir a Nilson el haber gestionado el ser favorecido con obras del Estado después del asesinato de su hermano Orlando, por el hecho de que él dijera que dudaba que el doctor Balaguer diera órdenes directas para asesinar a Orlando. (Posesión que ha sostenido siempre)

Todos los amigos, colegas y allegados de Nilson sabemos que desde marzo de 1975 la familia Martínez Howley ha estado pasando por un calvario de angustias e inquietudes que se agravó con el asesinato de su otro hermano, Edmundo, quien como producto de sus investigaciones había informado al doctor Balaguer los nombres de los asesinos de Orlando y al país a través de sus artículos que publicaba mensualmente en El Nacional.

Los que hemos compartido con Nilson en su intimidad por muchos años conocemos muy bien de su calidad, su capacidad intelectual y académica y los principios que han regido su vida.

En la Asociación Internacional de Clubes de Leones a la que viene sirviendo desde hace más de treinta años, se ha granjeado la simpatía y admiración de todos sus compañeros. Ha alcanzado las posiciones más altas de la institución a nivel nacional e internacional, habiendo merecido el premio de embajador de buena voluntad a nivel del mundo por sus aportes a la junta directiva internacional como director 1998-2000. Durante más de 20 años viene desarrollando, sin pago ó retribución alguna, seminarios, talleres y conferencias de instrucción y motivación sobre crecimiento personal, aspirando a mejorar al hombre como eje principal de toda sociedad.

Es muy triste todo cuanto ha pasado durante casi 30 años desde el 17 de marzo de 1975, cuando la intolerancia impune arrancaron la vida a dos personas de gran valía, inteligencia y utilidad a nuestra sociedad y a su familia. Solo por hombres de la talla del general Carlos Jaquez Olivo que al producirse el segundo asesinato se apersonó al cementerio Cristo Redentor, sólo sin escolta, cruzó la multitud y subió al panteón de la familia colocándose junto a doña Adriana, don Mariano, Nilson y sus hermanos, enviando un meta mensaje a los asesinos que quedó plasmado en la fotografía de la primera plana del periódico El Nacional al día siguiente del sepelio.

Hemos analizado que esta acción del general Jáquez Olivero, quizás detuvo la ola de crímenes que la alta jerarquía militar de entonces y los genios del mal que actuaban en las tinieblas planeaban contra la familia Martínez Howley. Solo este hecho y el buen juicio, la prudencia, moderación e inteligencia de Nilson al liderear, dirigir y orientar a su familia, pudieron lograr que sobrevivieran, activos y con buen juicio.

Los que después del 17 de marzo de 1975 desaparecieron de los alrededores de las residencias de las familias de Orlando y Edmundo Martínez Howley, son los que hoy buscan entre líneas, 30 años después para juzgar sus acciones negativamente. Los que nos hemos mantenido a su lado y conjugamos lágrimas y al mismo tiempo con un poco de esperanza, sí sabemos en el hondón del alma su dolor, su angustia y su entereza.

Que Dios bendiga siempre a don Luis Mariano, doña Adriana, a Orlando y Edmundo dándole el descanso eterno y que a toda la familia la proteja y guíe siempre por el camino del bien.

A usted señor director y amigo que le conceda salud! Para que pueda seguir desde esa tribuna de la patria, clamando por la justicia, el orden, la moral pública y orientando a todas las generaciones para que despertemos del letargo en que hemos caído dando lugar a la indiferencia, dejadez y apatía ante todo lo que ha ido carcomiendo nuestra patria y nuestras instituciones.

Gracias por la publicación de la presente y que Dios le bendiga siempre.

Su amigo y admirador,

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