Orlando: pasión y orgullo del doctor Rafael Molina Morillo

Orlando: pasión y orgullo del doctor Rafael Molina Morillo

Me remonto al año 1970 y al regocijo familiar del regreso al seno del hogar al miembro más joven de la familia Martínez Howley (Orlando). Fueron tiempos de gloria para nuestros padres, Adriana y Luis Mariano. A doña Adriana se le salían las risitas al poder compartir con su hijo, y no desperdiciaba ocasión para mimar a su prole de 25 años como si fuera su bebecito de antaño, ignorando que ese ser de dulzura natural, introspectivo, trascendente, introvertido e intrépido, venía cargado de sueños de libertad y de justicia, y con una impronta de conocimientos adquiridos por medio de estudios y experiencias de luchas vividas en los países civilizados europeos.
Su primer trabajo lo consiguió en el Noticiario HIN, donde se identificaba con un nombre supuesto. En este noticiero se destacó y comenzó a darse a conocer por su gran talento y seriedad. Estando en ese noticiero, se presentó una oportunidad en la revista Ahora e hizo un trueque con Mario Emilio Pérez, que fue la persona a quien se le había ofrecido la oportunidad en la revista, y Orlando le cedió el noticiero a Mario Emilio a cambio de la dirección de la revista Ahora. Ahí comienza Orlando a desarrollar su talento y su gran intuición y tocando temas de interés nacional, convirtiendo a la Revista Ahora en la más leída del país. El éxito fue tal que se triplicaron las ventas. Por su contenido, sus acertados análisis, su seriedad y responsabilidad, comenzó Orlando a ganarse el aprecio del doctor Molina Morillo. Se entablaron lazos de amistad y admiración mutua.
La pérdida de Orlando dejo a don Rafael en shock emocional del que no pudo reponerse jamás.
Anécdota: una vez estábamos dialogando con don Rafael Molina, un periodista y yo, sobre la ampliación del Museo Orlando Martínez, de San Juan de la Maguana, le propusimos que a la ampliación le pusiéramos el nombre de él, para que volvieran a estar juntos, y su repuesta fue: “imposible; nadie tiene los méritos para estar junto a Orlando, y no solo por su capacidad, sino por su pureza e integridad”.:
Palabras del doctor Molina Morillo:
“De Orlando hay que hablar en presente, Orlando esta más vivo que muchos vivos. Orlando está infinitamente más vivo que los vivos que lo asesinaron. Orlando vive mucho más que los vivos que ordenaron su muerte”.
“Orlando Martínez no negoció nunca sus principios, sus convicciones. Sus palabras fueron siempre de hombre, de hombre íntegro e inmaculado, limpio, puro. Prefirió la tumba antes que negar sus convicciones, y la tumba recibió al héroe casi niño en la flor de la edad”.
“Debió tener sus pecados. Debió ser un enamorado pertinaz, como son los hombres cuando los ciega la belleza. Debió ser intransigente. Debió ser tantas cosas Orlando Martínez… uno lo recuerda y ama esas debilidades que lo enaltecen, porque del agua de Orlando lo que nos queda en las manos es su dulzura y su verdad, y de hombre así uno querría una vida más larga para que hubiese ejercido toda su humanidad incluyendo los pecados”.
“Orlando Martínez tuvo la dicha de decir lo que pensaba. Ahora pensamos -y lo decimos- seguir su ejemplo de cocuyo y cereal, con los que Orlando Martínez solía iluminar y alimentar a Dios”.

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