Estos días se ha vuelto a hablar del oro y la plata de Pueblo Viejo. “A mi juego me llamaron”, como dice el refrán.

Y digo esto, porque durante 14 años fui el director de Relaciones Públicas de la empresa. Acepté el cargo, pero de inmediato fundé un censuario titulado “Pueblo Viejo”, en el que informaba de todo lo que se hacía en la mina, de su producción diaria de oro, plata y algo de zinc y de la vida en el lugar, porque mucha gente vivía en cabañas prefabricadas, incluso yo, que muchas veces tuve que pasar hasta varios días corridos porque, ¡que incongruencia! se afirmaba que la explotación de la mina contaminaba el ambiente.

En Cotuí, al más alto nivel municipal, este era un tema que me obligó en tres ocasiones a asistir a sesiones del Ayuntamiento a explicar que no había contaminación de ninguna especie, hasta el extremo de que en la propia mina existían cabañas donde vivían desde el administrador hasta numerosos empleados. Incluso yo tenía un trailer, donde dormía cuando la situación lo exigía.

Ahora se informa que una compañía llamada Barrick iniciará la explotación de Pueblo Viejo.

Oigan esto, desde abril del 1975 hasta mayo del 1988, la mina produjo nada menos que 453,906  onzas de oro fino y 18,486.535 onzas de plata. Y según expertos en la materia, es mucho el oro y la plata que queda, además del zinc.

Además, cuando Pueblo Viejo comience a reclutar obreros y personal de oficina, Cotuí tendrá un nuevo florecimiento, como lo tuvo hace más de veinte años. En esos años Cotuí tuvo nuevas calles, nueva iglesia, más dinero circulando por las calles. O sea, que con la mina nuevamente produciendo ganará todo el mundo.

Y ya es hora que esto sea una realidad, porque no solo será Cotuí la beneficiada, sino todo el país.