Ortografía translingüística

Ortografía translingüística

El titular en Diario Libre, 4 de marzo en curso, p. 14, reza: “Delincuentes matan joven en Marañón 11, y cambian vida vecinos”.

El modelo tipográfico empleado en este encabezado suele confundir a quien plasma la titulación o al corrector o al encargado de páginas. Dos rayas pueden aparecer –y suelen aparecer con “serif” o sin serif– para coronar el valor de símbolos empleados. Se trata de numeración romana”. II; o de numeración en forma común o extendida

El primer manejo equivale al 2 o a la segunda numeración ordinal, de acuerdo a uso. La segunda es número once (11), cardinal. Dos cantidades diferentes y algo distanciadas una de otra, por causa del equívoco.

¿Podría ser Marañón Once? ¿Podríamos tener tal alcance en el desarrollo barrial–inmobiliario de un determinado sector? Es posible. Pero me temo que éste no es el caso. Para tener una mejor idea me dispongo a revisar toda la información que aporta el periodista Adonis Santiago Díaz. Así puedo hacer la comparación entre la forma escogida para el titular y si hay diferencias entre las grafías de la titulación y en diferentes menciones que pudieron hacerse en el desarrollo de la noticia, desde el “lid” hasta el último párrafo de la nota.

Para mi sorpresa, este material, que contiene buena extensión, incluye solamente una mención del Marañón ¿segundo u once? Lo que no me permite decidir cuando reviso la escritura aludida. La distinción se hace más difícil al comparar el tamaño de la grafía del rasgo empleado en la titulación frente a la pequeña letra consignada en el cuerpo de la noticia.

No tengo más remedio que comparar la /ele/ minúscula en el título del encabezamiento=l, que se duplica ahí mismo: Marañón ll. ¿Deberíamos leer Marañón once o décimo primero?

En la forma de uso en nuestro modo y costumbre debemos recurrir a la forma I I, y nos acogemos a como se ha hecho en este caso, con el empleo de una figura que, en nuestro alfabeto viene a representar el número uno y también una /ele/, cuya duplicación indica un numeral algo alejado de la realidad: tipográficamente se da una diferencia entre segundo (ordinal) y once (cardinal). Así venimos manejando este material. Difícilmente escribimos o decimos “el vigésimo quinto aniversario” de algún acontecimiento, sino el 25 aniversario de la fundación, etc. Esto evidencia la acomodación por falta de dominio (o que nos hemos des–acostumbrado) por carencia del manejo en este aspecto, y hemos echado al olvido anotaciones como 25o, 25a…

Con todo, un ejemplo de buen empleo en estos tratamientos, lo encontramos en […con motivo del /cuadragésimo/ aniversario de la crisis, y a la que asistieron algunas de las personas de las que la asistieron por dentro […Robert MacNamara… y Arthur Schlesinger…] se analizó que la crisis de los misiles del año 1962 (Cuba) fue el momento más peligroso de la historia humana.] Esto lo escribe Noam Chomsky en su libro “Hegemonía o supervivencia”, y lo anota Leo Pérez Minaya en su artículo “Vasili Askhipor, el hombre que salvó al mundo” (Hoy, 1 de III–2014, p. 8A). Les damos fuera a algunos rasgos. Nos olvidamos de otros. Mas, debemos cuidar de aquellos que nos provoquen confusiones.

Finalmente, dos casos “directamente” contrarios:

1- “La leyenda del cine Doris Day celebrará su /cumpleaños 90/…” (En lugar de nonagésimo).

2- “En su veinteo año, la exposición comprende unas 2900 “obras” en tamaño postal.

–Cumpleaños 90: su /cumpleaños/, en cardinal, se pluraliza, y no se coloca símbolo;

–En la exposición de arte “Secreto Original” no pluralizan los años; ponen “en exposición” su 20o año…

Nota: Ambas inserciones son del diario Hoy. La No. 1 en p. 2D. La No. 2 en p. 6C, ambas del 13–III–2014.

 

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