Oscar Taveras: El béisbol y nuestra juventud

Oscar Taveras: El béisbol y nuestra juventud

Estaba viendo el partido entre Cardenales y Gigantes, cuando el novato Taveras disparó un inesperado y oportuno cuadrangular que lo inscribió en la historia de las grandes ligas. La gloria soñada por este joven dominicano había llegado, los problemas económicos de docenas de familiares, allegados y conocidos empezarían a resolverse.

Su trágico accidente nos ha conmovido profundamente, especialmente a muchos hogares populares que sueñan con ver sus muchachos abatiendo a sus rivales por las grandes cadenas de televisión. Y también a muchos padres de clase media, de quienes uno supone que desean una carrera universitaria para sus hijos, pero que igualmente sueñan ver sus muchachos en el gran circo estadounidense. Lo que no es un hecho anómalo si se piensa que muchas universidades dominicanas apenas preparan a sus alumnos para un empleo de poca monta, y con frecuencia para nada; aparte de la escasez de “empleos deseables” para nuestra juventud. Una joven terapeuta me contaba cómo toda la familia suele mimar y convertir prematuramente en ídolo a su prospecto, y que a menudo todos lo acompañan a las sesiones de terapia. Y que es frecuente que la presión de las expectativas familiares y las que el joven se auto impone, lo llevan a menudo a maltratarse algún músculo y a arruinar su carrera.

Adolescentes y jóvenes aún no maduros suelen tener problemas de adaptación y auto estima. Y tan pronto a uno lo señalan como prospecto de grandes ligas, él nota cómo el trato de muchachas, familiares, amigos y demás cambian radicalmente. Convertidos en héroes de toda la nación deportiva, son venerados; se les exoneran cosas y les permiten otras, extravagancias incluidas.

Pero no pocas veces sus vidas privadas se convierten en sonados fracasos a causa de su falta de disciplina personal e incapacidad para administrar sus propias conductas. Hay vacíos enormes en el aspecto psicosocial, en cuanto a su adaptación a esos drásticos cambios de estatus, de estilo de vida y de circunstancias. Fama y dinero suelen corromper. Manejar frustraciones y limitada sociabilidad no es cosa fácil cuando se carece de valores firmes e inteligencia emocional, menos cuando fama y dinero llegan de golpe. Motivos por los cuales nuestro pueblo admira y respeta profundamente el ejemplo de Mota, Marichal, los Alou y los Javier, Peña, Pedro, David, y de un buen número de peloteros que han llevado en alto el honor personal, familiar y patrio. Y a los que como Griffin, Tony Fernández, Pujols y otros predican La Palabra de Dios entre sus compañeros.

Duele el corazón de la esperanza cuando aparatosa, innecesariamente, se frustra la carrera de uno de estos muchachos, por accidentes, indisciplina, o inadaptación a situaciones socioculturales. Hasta porque añoran las habichuelas de la abuela. Los hebreos se rebelaron contra Moisés tras haber sido liberados de la esclavitud, porque echaban de menos el ajo y las especies en Egipto. El Estado debe jugar un rol más profundo en cuanto al coaching psicológico de nuestros jóvenes, especialmente de los prospectos que inspiran, entusiasman y llevan esperanza a muchos.

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