Oscar, un encuentro con el León de la Salsa

Oscar, un encuentro con el León de la Salsa

POR MARIVELL CONTRERAS
Cuando salí del Teatro Nacional el pasado lunes yo sentí, como la mayoría de los que estuvieron allí, de gradería a detrás de escena, que había cumplido con mi deber. 

Debo confesar que estaba obsesionada con entrevistar a Oscar D’ León y que para mí era un compromiso auto asumido conversar con él sobre su vida y la música con la que representa a Venezuela: la salsa.

No recordaba exactamente por qué era que tenía que hacerlo, pero a mi viejo cariño y admiración tuve que sumarle el hecho de que el escritor cubano Leonardo Padura Fuentes no pudo conversar con él para el testamento caribeño “Los Rostros de la Salsa”, al que acudí –¡qué distracción!– al momento de complementar el grupo de preguntas que se me iban ocurriendo y que iba cual tormenta, anotando.

Tras no encontrar más que una promesa de un libro que talvez se hará ¿o no se hará?, en el que la historia de Oscar D’ León debía constar, caí en cuenta de que ese era el meollo del asunto.  

Me quedé enganchada con el tema y, divino privilegio, puedo continuar leyendo a Padura de viva voz, mientras converso, de anverso y reverso, con el salsero venezolano.

ENTRE EL RECUERDO Y EL RELEVO

Recibido el Casandra Internacional y mientras entonaba emocionado “Quisqueya”, yo abandoné la Sala Eduardo Brito y me dirigí a la Sala Ravelo convertida en Sala de Prensa, para esperarlo y abordarlo.

Alexis Beltré, periodista y caballero de fina estampa, me facilitó un rápido ascenso al escenario mientras él contestaba preguntas, para que estuviera cerca de la puerta de su salida. Me identifiqué y le pedí la entrevista, que fue concedida rápidamente tras la intervención de María Victoria Guerrero con adjetivos que nos sonrojaron pero que fueron útiles para el fin.

Terminamos –solos como los planetas de Neruda- en uno de los pequeños camerinos, uno al lado del otro, cada uno haciendo lo mejor que puede esta tarea de sacar el alma en un instante conservando la razón y ensartando nuestras mejores palabras y percepciones.

Quise saber si estaba cansado, pero no, solo estaba emocionado por esta noche “no, no, no, lo que pasa es que una persona con sentimiento cuando ve todas esas cosas anterior a uno, pues lo va cargando con la emoción y con la emoción de los demás, uno se va poniendo tenso y cuando llega el momento, pah, explota”.

MC: ¿Cómo se fue granjeando esa sensibilidad?

Oscar: “No mira mi amor, eso no se consigue, eso nace con la persona. Siempre ha sido así?

MC: Tú naciste siendo músico, siendo artista, ¿desde cuándo te sentiste cantante?

Oscar: “Mira es que uno no sabe que es artista hasta que no lo es. A uno le gusta cantar, le gusta la música, uno está envuelto en esas cosas y ni piensa que va a ser artista, ni piensa que va a ser famoso. Uno no piensa nada de esas cosas…”

Oscar D’ León creció en una casa que se hacía constantemente música. A su mamá le gustaba cantar y su padre era un parrandero. Me cuenta que recuerda su casa siempre llena de gente gozando y que las fiestas que daban sus padres duraban hasta 7 días.

Explica que de ellos sacó el amor a la música y la pasión por cantar, pero que no su tendencia al licor, aunque aclara que sus padres ni soñaron con la droga que él encontró en el ambiente musical de sus inicios y que nunca lo tentó, por lo que le agradece a ellos la formación “que me inculcaron sobre el buen proceder y la disciplina”.

MC: ¿Cómo llegas a la música y específicamente a la salsa?

Oscar: “Es que el término salsa como que está mal empleado. Para ese entonces no existía el término salsa. A mí me gustaba el guaguancó, la rumba, guaracha, el son, todas esas cosas a la que hoy se les llama salsa”.

Había una vez, y de eso solo tienen constancia los que son mayores o investigadores de la música popular caribeña, en que cada a ritmo se le llamaba por su nombre… Hasta que aparecieron Johnny Pacheco y Jerry Massuchi con la Fania All Star y la película Salsa que le dio un nombre definitivo a todos los ritmos y manifestaciones rítmicas que con base en el son aceptaban cualquier mezcla musical.

En su caso él no decidió qué música quería hacer “lo decidió el mismo destino. Te va poniendo las cosas en el camino y uno va viendo y diciendo ¡ay caramba, tenemos que seguir por ahí!”.

Pero fue él el primer salsero en saber que necesitaba un manager, “en rodearme de cosas para poder continuar. Alguien que dijera sí o no, cuando hubiera que decir sí o no. Hay que saber los medios de comunicación son más importantes que el mismo arte, porque si no no puedes llevarlo al mundo”.

MC: ¿Cómo te recuerdas entonces y en que se diferencia ese Oscar D’ León del ser humano y artista de hoy?

Oscar: “Yo no me diferencio en nada, porque Dios ha puesto mis pies sobre la tierra y nada de esas cosas me hacen perder la brújula de saber que soy artista y que a la vez soy un ser humano que le duele la barriga y le duele la cabeza, que ríe, que llora, que tiene que pagar la luz, el agua y todas esas cosas”.

Cuando Oscar D´León sube a una tarima se entrega totalmente al público y en ella hace lo que el público desea –hasta subir a cantar- y lo que él desea. Se define como un hombre abierto en todo el sentido de la palabra “a nosotros nos dio la vida un talento y por ese talento no vamos a ser más que los demás, tenemos que ser iguales”.

CON LOS DOMINICANOS

Oscar D’León me cuenta que se le quedó grabada la imagen de Johnny Ventura para siempre una vez en que, a pesar de ser muy tímido, se puso a hacerle coro y se atrevió a acercársele. Estaban en un lugar de Venezuela llamado Junco Park y ahí comenzó una amistad y un cariño que no ha cejado nunca.

Recuerda que entonces el Caballo Mayor era todo un acontecimiento en su país y que él aún “no pertenecía a este mundo de la música y ya él estaba impregnado en mi mente, porque él iba mucho a Venezuela con su agrupación y causó mucho furor, se pegó, como él quiso, como sabemos todos los que estamos en ese ambiente”.

Fue con Ventura con quien vino por primera vez al país –hace casi 30 años- y dice sentirse feliz de que en múltiples ocasiones fuera acompañado por la orquesta de este durante sus presentaciones en el país.

MC: Yo pienso que tú estás en el corazón de los dominicanos, ¿y tú?

Oscar: “Yo tengo que agradecerle a Santo Domingo que la primera vez que yo voy a Nueva York la familia dominicana fue la primera que me apoyó a mí en Estados Unidos y yo siempre grabe en mi LP merengues como un tributo a ese cariño que el dominicano me profesó desde el primer momento”.

 

MC: Juanita Morel tuvo que ver con tu acogida en RD ¿o tu acogida trajo a Juanita?

Oscar: “(Risas) Mira entró otra vez Johnny Ventura en la conversación, estábamos nosotros en la 10th Avenida, estábamos en un mismo hotel, entonces yo le pregunto a Johnny: `Johnny ese merengue cómo se llama, cómo dice Juanita Morel`, entonces él lo cantó y ahí mismo le hicimos el arreglo y cuando llegué a Venezuela y grabé y fue un éxito total y todavía sigue el tema como un disco dentro de mi repertorio”.

Dice sentirse “comprometido con este pueblo, estoy comprometido a darle lo mejor, aunque siempre escuché desde niño en mi casa música Cubana, la música dominicana, también la he disfrutado, la música de Luis Kalaff, el merengue ripiao, el pambiche, Alberto Beltrán, Rafael Solano con su gran orquesta esas eran mis vivencias de aquellas épocas”.

MC: Qué tú percibiste de nosotros allí con Billo Frómeta en Venezuela, ¿estuviste cerca de él?

Oscar: “Claro, Billo era el primero en dar a conocer los éxitos de acá, como que tenía una antena, sería la familia de él que le enviaba los temas que estaban pegados él mismo los arreglaba y sacaba un fusil, pero un fusil en el buen sentido de la palabra, porque disfrutamos todas esas cosas, como Pensándolo bien”.

MC: Escrito por Yaqui, Yaqui Núñez del Risco, que te presentó muchas veces en el Show del Medio Día?

Oscar: Qué se ha hecho Yaqui?

MC: “Yaqui esta bién, esta ahora en España, tiene su programa de televisión, ¿cómo llegó el bajo a tu vida y como decides utilizarlo como un emblema de tus presentaciones públicas?

Oscar: “Bueno porque ese es un instrumento de mucho peso. Dentro de una agrupación puede faltar cualquier instrumento y tú puedes tocar con el bajo solo y puedes cantar. No se puede tocar con una trompeta sola porque no hay ritmo, con el bajo tú puedes hacer de todo y es un instrumento que siempre me gustó, aunque al principio utilicé la percusión porque era más fácil conseguir un bajo, por la situación crítica, económica en que yo vivía, pero afortunadamente apareció ese instrumento y me dio ese carácter y esa imagen, por eso las cosas van llegando sola y ahí llegó el tema de Mi bajo y Yo porque dice mucho de lo que es mi vida musical”.

MC: Qué influencias te han marcado para interpretar, cuando tú empezaste a cantar, a quien tú oías y a quien tú querías seguir?

Oscar: “Bueno, para cantar no, bueno Celia, Celia y hubo un cantante que me gustó muchísimo, Miguelito Valdez, me acuerdo cuando empecé a escuchar a Benny Moré, muchos cantantes cubanos y aquí hay un cantante que me impresionó muchísimo, yo creo que todavía esta cantando, que cantaba con Johnny Ventura, el está gordísimo, que tiene una labia, es Anthony Ríos que me impresionó mucho”.

SE SIENTE SOLO

Aunque se declara un hombre universal, que es lo mismo venezolano, que dominicano, puertorriqueño, porque donde quiera que llega se siente feliz, bien recibido y como parte de todas las comunidades del mundo, no niega que nació en Venezuela y que es un artista que representa a su tierra.

Por eso, hablando de relevos se siente triste por no tener en su país a quien entregarle el cetro que ha ocupado durante más de 30 años “no sé porqué no hay otros seguidores de la salsa en Venezuela que estén ahí conmigo. Yo me siento solo representando al país y me da tristeza que no hayan otros…”

Reconoce que una vez estuvo Alfredo Sadel, José Luis, el intento de Adolescentes pero que estos se quedaron atrás y no ha habido más por lo que “yo me siento con la responsabilidad de seguir llevando el nombre de Venezuela”.

MC: ¿Cómo quiere Oscar D’León ser recordado?

Oscar: “Nada, como un negro cariñoso. Un negro que siempre le gustó su arte para expresarse. Que yo no tuve nunca el interés económico, siempre creí más en la calidad, el empeño, el trabajo. Entonces, que me recuerden como el hombre que le gustó siempre cantar sin esperar pago por ello”.

MÁS DEL LEÓN

Oscar D’León nació bajo el signo de cáncer el 11 de julio de 1943 en el barrio de Antímano de Caracas, capital de Venezuela. El nombre con que figura en sus papeles oficiales es el Oscar Emilio León Dionisia.

Desde pequeño fue amante de la música y aprendió a tocar de ojo y oído, percusión y contrabajo. Entre sus oficios no artísticos figura el de taxista independiente y el de obrero de la General Motors en su lar nativo.

Fue en el 1972, tras decidir que lo de él iba a ser el escenario y la música que presenta credenciales como cantante líder de Dimensión Latina donde cosechó su primer éxito, Pensando en. En el 1977 decide formar un proyecto propio y nace Salsa Mayor. Desde entonces la voz, el bajo, el baile y el carisma de este cantante, músico y embajador de Venezuela ha tocado el corazón de hombres y mujeres de todas las edades y de todos los países del mundo.

Su nombre está colocado junto a los grandes de la salsa, tiene más de 50 discos, ha grabado y cantando en distintos géneros musicales y los que le conocen, le reconocen por ser un gran artista y un hombre de buen corazón.

Su voz se puede distinguir en canciones que son éxitos de la música afrolatina (Mi Adorada, Paranpanpan, Taboga, el Frutero, Llorarás, Sigue tu Camino, Sin tu Cariño, Dormir Contigo, Se necesita rumbero… y una larga lista.

Ha grabado y compartido escenario con los grandes del género, desde Celia Cruz, Tito Puente, El Gran Combo, El Canario… etc.

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