El ambientalista, geólogo y político Osiris de León calificó como inaceptable el gran desperdicio de agua potable en los hogares del Gran Santo Domingo y del resto del país, el cual ocasiona pérdidas económicas millonarias al Estado dominicano, pero que también le quita la oportunidad a millones de personas de recibir suficiente agua potabilizada para satisfacer sus requerimientos básicos diarios.
El experto atribuyó la causa de esta situación a que mientras el agua potable sea abundante y barata, la mayor parte de la gente no le dará el verdadero valor que tiene para garantizar nuestra vida diaria, lamentando que esto se produzca en un contexto donde hay problemas de desabasto en muchos lugares.
Esta declaración fue emitida dentro del marco del Debate sobre Seguridad Alimentaria, Nutrición e Inocuidad, organizado por la Federación Nacional de Comerciantes y Empresarios de la República Dominicana (FENACERD).
En dicho evento, Osiris de León expresó su preocupación sobre la cultura irracional y la proclividad hacia el derroche de un recurso tan limitado como el agua potable, donde los ciudadanos dan un pobre valor al preciado líquido vital, refiriéndose al agua que desperdiciamos casi alegremente fruto del desconocimiento del alto costo de captación, tratamiento y distribución que implica su manejo.
“Contaminamos el agua con total y absoluta irracionalidad por no darnos cuenta de que en realidad el planeta Tierra está transitando por un sendero de cambios climáticos y que con frecuencia se producirán sequías extremas, donde la escasez de agua potable, el encarecimiento del agua potable y los conflictos por el acceso al agua escasa serán fuentes de preocupación de los Gobiernos y de toda la población».
«Incluyendo a los consumidores, a los administradores de los sistemas de distribución de agua potable, e incluyendo a los productores que al verse sin agua para sus plantaciones agrícolas o para sus industrias entrarán en conflictos directos con quienes manejen el agua y con quienes desperdicien el agua”, manifestó el investigador.
En otro aspecto relacionado con la temática, argumentó de León que no existe en la actualidad ningún río que conserve el nivel de agua de antaño, cuando éramos niños, porque la deforestación y el descuido de las cuencas hidrográficas han disminuido los caudales de todos los ríos.
Sobre esto último, Osiris de León aclaró que no debemos confundir la disminución de los caudales por represamiento y trasvase del agua hacia acueductos y canales de riego, con la disminución de los caudales por deforestación.
De igual modo señaló que tampoco hay ningún río urbano donde uno se atreva a tomarse un vaso de agua, como lo podíamos hacer antes, porque el altísimo nivel de contaminación bacterial es alarmante debido a que en los últimos 40 años hemos convertido a todos los ríos urbanos en verdaderas cloacas receptoras de toda la basura sólida y líquida.
Ante la gravedad, el arraigo y la extensión de la aludida cultura de desperdicio del agua, el ambientalista dijo que se impone la racionalidad en el consumo del agua que se distribuye a través de los acueductos y a través de los canales de riego, en virtud de que los sistemas de riego agrícola consumen el 70% del agua disponible, pero de ese volumen apenas aprovechan adecuadamente el 20% y desperdician el restante 80% irrigando por inundación, al mismo tiempo que los acueductos desperdician cerca del 60% del agua total servida a la población.