Osmar Benítez y la JAD plantean necesario apoyar grandes y pequeños productores agro

Osmar Benítez y la JAD plantean necesario apoyar grandes y pequeños productores agro

POR CLAUDIO CABRERA
En la lucha por adentrarse en el proceso de apertura comercial, cunde más el miedo y la incertidumbre ante lo desconocido que los posibles beneficios que la realidad podría deparar. El sector agrícola dominicano no está exento de estos temores, por lo cual sus representantes expresan sus esperanzas y también sus temores.

A punto de tomar el país una de las decisiones económicas más importantes de los últimos cien años, con el inicio del primer proceso de apertura para adaptarse a la globalización, el vicepresidente ejecutivo de la Junta Agroempresarial Dominicana (JAD), ingeniero Osmar Benítez, clama porque los dominicanos abandonemos el «conuquismo mental» y pasemos a una producción más trascendente desde el punto de vista comercial, como lo es la agricultura empresarial.

Benítez planteó la posición durante una conferencia dictada ante la Asociación Dominico-Americana sobre el tema «La Agricultura en el Tratado de Libre Comercio entre República Dominicana y los Estados Unidos de Norteamérica».

El ejecutivo de la JAD, entidad que agrupa a los productores agrícolas privados, se refiere a los antecedentes que sirvieron a las negociaciones para arribar al Acuerdo de Libre Comercio con los Estados Unidos (RD- CAFTA), como es la Ronda de Uruguay del Acuerdo de Libre Comercio sobre Aranceles, GATT.

También, los acuerdos comerciales con Estados Unidos en abril de 1995, el acuerdo con la Unión Europea y diez años de protección conferidos con la Rectificación Técnica asumida entre diciembre del 1994 y diciembre del 2004.

Igualmente se alude al Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, a la estrategia para proteger y salvaguardar la producción nacional de rubros sensibles y otras medidas, así como a las discusiones sobre acceso al mercado estadounidense de productos dominicanos.

«El Tratado con los Estados Unidos de Norteamérica -advierte Benítez-, es un hecho insoslayable. Ya es tiempo de dejar el lloriqueo, el sentimentalismo y la demagogia mentirosa. Debemos pasar del conuquismo mental a la agricultura empresarial».

TIEMPO DE NUEVA AGRICULTURA

El vicepresidente de la JAD sostiene que es tiempo de mirar hacia una nueva agricultura, ahora que es posible viajar por los mercados con el simple «clic» del ratón computarizado.

Resalta que el futuro señala la necesidad de reorientar nuestra actividad productiva en varias direcciones, cada una de las cuales abre una mirada de oportunidades a productores grandes y también a los pequeños.

Expuso que los pequeños y medianos cosecheros dominicanos son quienes abastecen normalmente a los mercados regionales de los rubros que demanda la población dominicana cotidianamente, por lo cual considera imprescindible que los programas de apoyo y asistencia oficiales se destinen a este gran e importante segmento productivo.

Se trata de los campesinos pobres -indica Benítez-, que en muchas regiones ya comienzan a percibir prosperidad ante las posibilidades que se abren ante un mercado que cada vez demanda productos cosechados en el campo».

Refiere que en gran medida el diseño de las nuevas políticas de apertura está propiciando la coparticipación de todos los segmentos y grupos de productores en todas las regiones, tomando en cuenta, además, a los grandes proyectos agrícolas.

«Todos tienen o pueden asegurar sus respectivos nichos productivos con miras a abastecer mercados especializados para determinados productos», sostiene el ejecutivo de la JAD.

Al referir que es el tiempo de mirar hacia una nueva agricultura, señala que «el país posee tierras fértiles, abundancia de agua de riego, una gran diversidad de microclimas con temperaturas que van con la fuerza del calor de nuestra Azua sureña hasta el rocío fresco de Constanza».

RETO A NUEVA AGENDA AGRO

Para Benítez, la nueva agenda debe conducir al país hacia los siete modelos de producción especializados, los cuales incluyen una «agricultura gourmet» o turística, una agricultura orgánica o ecológica, la agricultura étnica o nostálgica, una agricultura tropical, una agricultura forestal y medicinal, así como una «agricultura política».

Respecto a esta última (la política), refiere que es donde mayor número de dominicanos trabajan arduamente para ganarse el sustento.

Aunque el tratado no va a significar para ellos lo que algunos han denominado «tierra arrasada», lo cierto es que «se trata de productos muy sensibles que merecen y deben recibir el apoyo del Estado para enfrentar con éxito los retos y los desafíos de la apertura».

Para esos fines, la JAD propuso la ejecución de un programa que como el de Apoyo Directo al Productor (Proagro), será ejecutado por la Secretaría de Agricultura (SEA) para compensar la producción agropecuaria nacional.

Este programa beneficiará un total de 112,085 productores agropecuarios en todo el país, entre ellos, en su primera etapa a 27,500 productores de arroz; a 470 productores de ajo en Constanza; a unos 3,600 productores de caña de azúcar, a 1,800 productores de cebolla y a otros 7,200 productores de cerdos.

También a 43,500 productores de leche y de carnes de res, así como a 1,015 productores de pollo en todo el país. Este proyecto, PROAGRO, tendrá una inversión total de US$100 millones por año o su equivalente en pesos y tendrá un período de aplicación de entre 15 a 20 años, según la actividad de que se trate.

Este programa se mantendría en caso de que los países desarrollados con los que la República Dominicana firme acuerdos bilaterales de libre comercio, no eliminen los subsidios a los rubros.

De los rubros a ser cubiertos por dicho programa, los productores de arroz recibirán RD$1,200 millones, los de ganado bovino RD$750 millones, los de caña de azúcar RD$400 millones, los de pollo RD$360 millones y los de habichuelas RD$220 millones.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas