¡Otra huelga general!

¡Otra huelga general!

El llamado «Movimiento Popular» está repitiendo, fatalmente, la experiencia de finales de los 80 y principio de los 90, con una diferencia importante: a finales de los 80, a quienes les tocó «dirigir» el movimiento huelgario tuvieron el «mérito» de frustrar un proceso de ascenso en las luchas populares, que venía de los primeros cinco años de aquella «década perdida», y que terminó en un aposentamiento de la desesperanza en el corazón de los dominicanos y dominicanas.

Los «dirigentes» actuales contribuyen a dificultar la tarea de utilizar las energías de las luchas, y demás energías, contenidas en el pueblo, hacia la construcción de una alternativa al desastre actual, que permita sonar con ¡cambiar el Rumbo del País!

A finales de los 80s todo terminó con la creación de «colectivos» en todas las provincial del país, que se encargaron de secuestrar, burocratizar y frustrar el ascendente movimiento de lucha espontánea de las masas, que bien pudo haber apuntado a una consolidación de un auténtico movimiento popular y de resistencia al neoliberalismo. ¡Trágica fue la experiencia! ¡Y trágicas las consecuencias, las cuales se sienten, aún en el DIA de hoy!

Supongo que el gobierno estará de risita, como de risita estuvo Balaguer en los años finales de los 80s y en 1991, cuando todas aquellas «huelgas generales», algunas hasta de 72 horas, terminaron consolidando los acuerdos con el FMI (1991) y permitiendo que los neoliberales abrieran de par en par las puertas hacia las llamadas «reformas», que no eran más que el gran plan de contrarreforma, necesario para empujar al país hacia el desastre actual. Luego vino Leonel, con su programa de impulso de las «reformas», las privatizaciones y de profundización de la dependencia y el neoliberalismo, y el movimiento ya no tenía fuerzas para frenar aquella ofensiva contra la Nación.

Con este nuevo llamado a «huelga general» de 72 horas, con una arroz con mango de programa reivindicativo, el cual incluye, de soslayo, la renuncia del Presidente, los llamados «dirigentes» del movimiento están repitiendo los errores del pasado, y confirmando sus métodos de secuestro del movimiento, de cercenamiento de la libertad de las gentes para decidir, libremente su acción, y de burocratización de todo el movimiento de resistencia que se viene encubando en el país, sumido en el desastre a donde lo ha conducido, el gobierno actual, los pasados gobiernos, la clase gobernante y el amo norteamericano.

Aún con la débil influencia que tengo en el llamado «movimiento», como revolucionario, apoye la pasada jornada de lucha y plantee que sus convocantes habían tenido el mérito de abrir una válvula para que a través de ella se expresara el descontento del pueblo con el modelo y la política económica del gobierno y de la clase gobernante. Ahora, los mismos convocantes, en vez de abrir un proceso de participación activa del pueblo en la construcción de una alternativa y de camino que puedan conducir a este feliz puerto, repiten los métodos y los errores políticos del pasado, haciéndole un gran favor al gobierno, que debe estar festejando que todavía el movimiento de resistencia y de lucha esté dominado por este tipo de «dirigentes».

Contento deben estar también los peledeístas y su candidato, ya que (podrían ellos pensar), que si fracasa la llamada «huelga general», la gente no tendrá más remedio que canalizar su rabia, votando «contra el gobierno», por el candidato que repetirá «más de lo mismo», y que, en su momento, fue repudiado masivamente por el pueblo, que nunca pierde su instinto progresista.

A pesar de que he expresado a través de estas líneas una cierta frustración y rabia, quisiera que todos y todas nos amáramos de la mayor capacidad de persuasión de que somos capaces, para hacer un llamado a los actuales «dirigentes» del movimiento, para que volteen la cara y aprendan del pasado, en procura, no solo de una rectificación del camino actual, sino de utilizar todas sus buenas intenciones e influencia, para abrir un proceso de consulta al verdadero pueblo, en procura de acuerdos de lucha y de búsqueda de alternativas.

La actitud subjetiva del pueblo y todos los sectores afectados por el actual modelo y su crisis, es positiva para implementar importantes pasos en la dirección correcta. Solo nosotros, los que nos llamamos «dirigentes» podemos frustrar, nueva vez, las oportunidades que se nos presentan. ¡Es momento de que todos y todas demos un paso adelante! ¡Nadie debe quedarse sentado, criticando los errores de los demás sin hacer esfuerzos por la rectificación y la construcción!

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