Otra injerencia

Otra injerencia

POR DANILO CRUZ PICHARDO
Cada cierto tiempo viene un extranjero al país a decirnos lo que tenemos que hacer con nuestros asuntos domésticos, en término económico, político y social, como si fuéramos borregos, que no tenemos la menor idea sobre como realizar las tareas pendientes. Generalmente se aceptan como válidas estas pautas y en algunos casos, que son los menos, se guarda silencio.

Ahora le tocó el turno al señor Rolando Araya Monge, vicepresidente de la Internacional Socialista, quien acaba de anunciar que el licenciado Hatuey De Camps, que también es vicepresidente de ese organismo, ya no pertenece al mismo, porque el PPH notificó su expulsión del PRD.

Ocurre, sin embargo, que De Camps fue escogido por dos años como vicepresidente de la Internacional Socialista mediante un congreso y el señor Araya Monge, que tiene el mismo rango, no puede destituir a nadie, por lo que se trata de un suspicaz atrevimiento que expresa compromisos (no se sabe de qué tipo) con el oscuro grupo gobernante.

Hay espacios para especular de esta manera, porque Araya Monge sabe que el PPH violentó la estatutaria y tradicional norma del antirreeleccionismo con el PRD y en momentos en que la Suprema Corte de Justicia se apresta a conocer un recurso que definiría la legalidad de las verdaderas autoridades de esa organización este hombre sospechosamente fue buscado a Costa Rica para que se destape con declaraciones interesadas y «traídas por los moños».

Algunos dirían que se trata de problemas particulares del PRD y la Internacional Socialista, organismo que practica la social democracia y al cual pertenece el partido blanco en el plano internacional. Pero lo propio no podría alegarse cuando este caballero advierte al presidente electo, doctor Leonel Fernández, que cualquier posición en contra de los funcionarios salientes cerraría puentes para la reforma que el país necesita, porque el PPH tiene mayoría entre los senadores, los diputados y los alcaldes.

En pocas palabras, Rolando Araya Monge sugiere impunidad para los funcionarios que saquearon el erario, para que de esa forma el presidente Fernández cuente con el apoyo de los legisladores y los alcaldes del desacreditado PPH. Este señor se olvida que nuestro país, aunque débilmente, está organizado como Estado y que el mismo está dividido en poderes independientes y entre ellos se encuentra el judicial.

Es un asunto que no depende directamente, en mayor medida, del presidente Fernández. Y ante la hipótesis de que el jefe de la nación, a través del controlado ministerio público, se ponga a tapar delitos criminales contra el Estado estaría deteriorando significativamente los niveles de popularidad exhibidos en la pasada consulta electoral.

El doctor Fernández recibió más de dos millones de sufragios en la contienda electoral del 16 de mayo, tal y como lo anticipé en un artículo publicado en este matutino el jueves 19 de febrero, titulado «Esa Guagua se llenó», pero muchas personas que favorecieron al PLD, sobre todo para salir de Hipólito y el PPH, no buscarían empleos ni favores, porque lo que anhelan es justicia contra las graves irregularidades y los saqueos cometidos en este cuatrenio.

Siempre hay quienes alegan que en el pasado gobierno del PLD hubo corrupción (¿quién ha dicho lo contrario?) y que esa organización no tiene moral para sentar los ejemplos hubo actos dolosos y es lamentable que no se hayan sancionado debidamente, pero algún día tenemos que empezar. La gente desea justicia.

La gente quiere que se investiguen las fortunas sospechosas de muchos funcionarios públicos, que antes de llegar al gobierno conducían carritos destartalados y se quedaban por gasolina; y las de otros que abordaban guaguas públicas y motoconchos y hoy exhiben grandes mansiones, villas para el reposo, se les llueven las mujeres, pese a que, en algunos casos, son físicamente incómodos de ver.

No hacer justicia en contra de muchos caballeros del PPH sería una burla a un pueblo sin energía eléctrica, sin salud, sin educación, sin seguridad social, lleno de miseria, sin viviendas adecuadas para los humildes, sin agua potable, sin transporte económico y popular y con una canasta familiar por las nubes. Se trata de un país que se lo está llevando el mismo diablo. Y la responsabilidad descansa en el PPH y en Hipólito Mejía y su pretensión reeleccionista.

Ante un panorama similar se presenta el señor Rolando Araya Monge a pretender desautorizar al licenciado Hatuey De Camps en su rol de presidente del PRD y vicepresidente de la Internacional Socialista, por el único «delito de haber enarbolado los principios históricos de esa entidad política y advertir sobre los daños de la reelección presidencial.

Ante un panorama similar se presenta el señor Araya Monge planteando un extraño acuerdo entre el PPH y el nuevo gobierno para que se deje todo como está y no se meta preso a nadie, en un exceso de atrevimiento e injerencia.

La actitud de Araya Monge es altamente sospechosa e imprudente y amerita ser denunciada en la cúpula de la Internacional Socialista, para que se disponga una exhaustiva investigación y establecer los verdaderos motivos del comportamiento de este individuo en lo que toca a la política doméstica de la República Dominicana. No más injerencias, ¡por Dios!

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