Otra manera de ser emigrante

Otra manera de ser emigrante

CARMEN IMBERT BRUGAL
Existe otra manera de ser emigrante, lejos del tugurio y del delito. Una manera de mitigar el desamparo que conlleva el desarraigo y permite librar batallas, convivir, enfrentar prejuicios. Muchos son los ejemplos. Desde el laborioso bodeguero hasta la peluquera triunfadora, el carpintero exitoso, la empleada doméstica eficiente. Otra manera de ser emigrante, sin cárcel ni deshonra. Está el taxista madrugador y el chef, la piloto y la enfermera.

En Madrid, Zurich, Milán o Hamburgo, Toronto, en Caracas o Borinquen, Atlanta, Orlando, Boston… miles de connacionales demuestran que pueden, con su esfuerzo, sentirse orgullosos con lo hecho. Compensar los efectos de esa terrible decisión que implica abandonar el espacio que guarda cariño, recuerdos, sueños. Desde el médico eminente hasta el estudiante meritorio, el experto en informática, la actriz, el profesor, la diputada…

Ya son siete los jueces dominicanos en las Cortes de Nueva York. Después que la candidatura de Rita Mella Febles obtuviera el 58% de los votos, en las elecciones del Partido Demócrata, es seguro que, a partir de noviembre, la suma llegará a ocho. La abogada dominicana persigue el cargo de Juez de la Corte Civil del Distrito Judicial número 7, que abarca Washington Heights, Harlem, Inwood, Morning Side Hights.

Mella Febles reside en Nueva York desde el inicio de la década de los 80. Durante más de veinte años ha colaborado con la comunidad, participando en todas las actividades que involucran a sus compatriotas. Cofundadora del Centro de Desarrollo de la Mujer Dominicana, aún permanece en la Junta Directiva de la institución, creada en el 1988. El Centro tiene una excelente hoja de servicios. Programas de Educación, de Desarrollo Económico, Prevención de la Violencia, asistencia a cualquier mujer que solicite orientación.

La candidata se expone al escrutinio por y con sus méritos.

Trece años de continuo trabajo, como profesional del derecho, en las Cortes -Civil, Penal, de Familia, Sucesiones- garantizan su experiencia e idoneidad. Es innegable que requiere soporte. Lo consiguió de los votantes, de la prensa. El cabildeo espurio, la simulación grosera, no proceden. Ella no tendrá que fingir adscripciones religiosas coyunturales, eludir temas, sacrificar su sonrisa y espontaneidad, dejar de visitar cotos marginales, transformar su imagen, para complacer a patrocinadores eventuales. Menos besar el anillo de un obispo o negar su identidad.

Para la abogada llegó el momento del regocijo. De continuar. La faena ha sido intensa. No estuvo precedida por fanfarria inútil y halagos extravagantes. Su antecedente es la perseverancia. Siempre ha sabido lo que hace. Aun cuando paseaba su irreverente juventud encima de una motocicleta y mezclaba estudios, militancia, arte, amores y desamores. Nueva York la sedujo desde el primer aterrizaje. Admitió entonces que amaría esa ciudad tanto como ama su patria.

Coqueteó con ella desde las inmediaciones y decidió conquistarla. La recorre, amándola y nada se le escapa de su entorno. La vigila como si fuera propia. Está pendiente de sus cambios, percibe sus dolores y gozos. Obvió los percances iniciales, venciéndolos.

Encara errores y aciertos con la autenticidad que le caracteriza. Desterró de su vocabulario la derrota y con discreción fue tejiendo una historia de logros y desafíos.

Su designio no interfiere su culto a la amistad y a la alegría, su devoción por la vida. Conoce callejones y salones, distingue gemas entre los escombros. No teme contaminaciones aunque rebusque en el cieno. Es usufructuaria, como sus hermanos, del espléndido patrimonio familiar cuyo activo es el decoro.

El trabajo en su país de origen, después de obtener la Licenciatura en Educación -Mención Ciencias Sociales- Summa Cum Laude- (Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña) propició su inscripción en Gainsville University, ahí obtuvo una Maestría en Historia del Caribe. Regresa, para partir. Demasiado libre para titubeos. Dejó afectos, andanzas, comodidades y comenzó otro período. Docencia, labor social y de nuevo la academia. En el 1991 concluye el doctorado en Derecho. Prefirió el desempeño público al bufete y acumuló triunfo en distintas Cortes de la ciudad- Civil, Penal, de Familia, Sucesiones-.

Su exitosa temporada como asistente de la juez Mayra López Torres, sirvió como entrenamiento. La capacidad y buena fama avalan su aspiración. The New York Times, en la edición dominical del día 20 de agosto, auspició su candidatura.

“Su inteligencia, independencia, excelentes relaciones humanas, además de su impresionante conocimientos de las leyes, nos asegura un gran servicio como jueza, por lo cual nos complace darle su apoyo para esa posición…”

Trece años de carrera impecable le otorgan credenciales inobjetables. La tradicional indiferencia nuestra, frente al trabajo de los demás, por obra y gracia de la victoria, se convierte en elogio. Pero a Rita no la engañan. Recuerda muy bien cómo mitigó sus primeros fríos.

Existe otra manera de ser emigrante, los ejemplos sobran.

Está el albañil, la odontóloga, la docente, el encargado de limpieza, la jueza…

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