Otra papa caliente

Otra papa caliente

¿Alguna ley dice que el director de un hospital debe ser una persona que resida en la zona o comunidad donde ofrece sus servicios? La pregunta, evidentemente retórica, va dirigida a la Ministra de Salud, la doctora Altagracia Guzmán Marcelino, quien además de bregar con la montaña de problemas propios de un sistema de salud plagado de carencias y precariedades, deberá empeñarse también en sacar la politiquería y el clientelismo que se han entronizado en algunos hospitales. El Vinicio Calventi, por ejemplo, donde dirigentes políticos (del PLD, por supuesto) y activistas comunitarios de Los Alcarrizos, con los que han hecho causa común médicos y enfermeras, han impedido la toma de posesión del nuevo director designado por la doctora Guzmán Marcelino, bajo el argumento de que no pertenece o reside en esa comunidad. Los dirigentes políticos y comunitarios, que mantienen ocupada la explanada de acceso al militarizado centro asistencial, alegan que los tres directores que ha tenido ese hospital desde su apertura han sido ajenos a la comunidad, y lo único que han hecho, dicen, es deteriorar el centro. Pero la intransigencia de políticos (del PLD, desde luego) y comunitarios que quieren imponer a la fuerza sus razones no es el único problema que afecta al Vinicio Calventi, que cuenta con una nómina supernumeraria precisamente por culpa del clientelismo, a lo que se suma una astronómica deuda con sus suplidores que ha deteriorado, de manera dramática, los servicios que ofrece, y también ha descalabrado sus finanzas. Ahí tiene la doctora Guzmán Marcelino otra papa caliente con la que, si se descuida, podría quemarse, pues los políticos y sus guerritas de intereses hacen fracasar a cualquiera.

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