Otra pugna entre
“iguales” y “distintos”

Otra pugna entre<BR> “iguales” y “distintos”

La primera vez que trabajé en obras de construcción donde se usaba masivamente el concreto fue en la construcción del hospital militar de San Isidro, mientras estudiaba Ingeniería en la Universidad de Santo Domingo.

Ya como ingeniero, trabajé en la construcción de las autopistas de San Isidro y de Boca Chica, así como del aeropuerto internacional de Cabo Caucedo. A seguidas, la compañía Haza y Pellerano me colocó a cargo de la producción de hormigón para la construcción del edificio de la empresa Molinos Dominicanos, la más grande instalación industrial del país en esa época. Después vendrían mis años como ingeniero en Chicago y en Cuba, donde enormes planes de construcción son realizados con todas las de la ley. Los años corrieron y el hormigón y yo nos vinculamos tanto hasta convertirse en mi especialidad dentro de la ingeniería civil.

Saco a flote esta hoja de mi vida junto al cemento Portland, los agregados, los aditivos y el agua cuando unos importadores de oportunidad tratan de vendernos un cemento importado desde Jamaica cuya capacidad de resistencia no está todavía comprobada por las autoridades correspondientes.

Esta discusión en torno al cemento Portland importado viene a ser como un “deja vu”, algo que ya habíamos visto con anterioridad. Se revive así la eterna lucha entre los “iguales” y los “distintos”; entre los que quieren sacar ventajas con la violación impune de las leyes y los que se obstinan en cumplir y hacer cumplir las leyes de la nación dominicana. En mayo del año pasado, 2010, la directora del Instituto Nacional para la Protección de los Derechos del Consumidor (Proconsumidor), Altagracia Paulino, descubrió que en varias empresas comercializadoras de gas licuado de petróleo (GLP) se estaba engañando a los clientes despachándoles un 33% menos que la cantidad de combustible por la que pagaban. Esa maniobra fraudulenta había estado apoyada por la negligencia  de la Dirección General de Normas de Calidad (Digenor), encabezada por Julio Santana.

Otra vez en mayo, sólo que de 2011, Digenor  y Julio Santana vuelven a verse envueltos en una polémica contra Proconsumidor. Ahora tratan de autorizar la venta en territorio dominicano de un cemento que no ha sido sometido a los ensayos y pruebas, tal como exige la ley. Luego de un viaje a Jamaica, el Director de Digenor  había convocado al Comité Técnico correspondiente para que modificara las exigencias sobre el cemento de manera que el producto jamaiquino pudiera venderse sin los prerrequisitos legales vigentes. Más aún, Digenor se ha atrevido a emitir certificaciones de libre venta sin que el cemento importado fuera sometido a las pruebas de laboratorio, necesarias y suficientes, que pudieran establecer sus niveles de calidad.

¡Cuánta osadía demuestra este funcionario al oponerse a la ley y contradecir a su superior jerárquico, el Ministro de Industria y Comercio!

En este país se ha dejado de practicar la supervisión oficial generalizada en las construcciones privadas y públicas de edificios, puentes, elevados y túneles.

Esto permite que los contratistas gasten lo menos posible en sus mezclas ya que la calidad no es controlada y los vicios de construcción no se aprecian sino después de que los contratistas han abandonado el lugar de la obra.

La reiterada posición de Digenor en torno a este cemento Portland es sumamente peligrosa porque vivimos en un país sometido diariamente a conmociones sísmicas, unas perceptibles y otras no.

Y si el acero de las construcciones no encuentra un hormigón lo suficientemente resistente para, en conjunto, soportar los vaivenes de los movimientos terrestres, las estructuras colapsarían y provocarían enorme cantidad de víctimas.

Termino con lo mismo expresado durante el conflicto de los gaseros en 2010: “La actual administración del Estado tiene la corrupción y la impunidad como Norte.

Allí, ser “distinto” (como Altagracita Paulino) es algo muy peligroso. Los que son “iguales”, los que se apropian de lo ajeno para beneficio propio, son una evidente mayoría.

Éstos ven a los “distintos” como un peligro porque pueden provocar cambios en las situaciones de las que se benefician de buena y de mala manera.”

Por eso debemos respaldar a los “distintos” de Proconsumidor y su más “distinta” Directora, para que alguna vez se respete la ley en este gobierno.

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