Otra que se indignó con  “J”

Otra que se indignó con  “J”

Escribo sin apasionamientos políticos ni partidistas, escribo porque soy una ciudadana muy orgullosa de ser dominicana, pero luego de 20 años viendo ininterrumpidamente como todos los gobiernos que han pasado, solo han hecho un desastre mayor que su predecesor, ya no me puedo quedar silente.  Estoy indignada y harta, por no ponerlo con “j”.

El Presidente Medina tiene una oportunidad de oro en sus manos.  Tiene la oportunidad de demostrar que verdaderamente hay más que la intención de “hacer lo que nunca se ha hecho”, y con todo el respeto que se merece como estadista de esta nación mal administrada.

Ahora mismo hay una reforma fiscal sobre el tapete, que más que contribuir a tapar el hoyo fiscal que le heredaron todos los gobiernos anteriores, va a servir para meter a una clase media (que es la que sostiene este país) en un hoyo más profundo del que ya está.

Hay que revisar esa reforma que está mal de principio a fin; que solo sirve para beneficiar a un grupito; entre ellos, esos sindicalistas de salami (por no decir la palabra equivalente…) que no sirven para absolutamente nada más que crear desorden.  ¿Cómo es posible que se les complazca, cuando son los que tienen el tránsito en caos, que son los que más contaminan y al final, no dan ni un golpe, siempre enriqueciéndose de cada gobierno de turno?  No es justo que un vehículo de última generación deba pagar un impuesto altísimo de circulación, cuando este tipo de vehículos, por estándares internacionales deben de reducir sus emisiones de CO2, y por lo tanto contaminan menos, y que estos delincuentes motorizados, sean exonerados de pagos, cuando son los que más daño causan al medio ambiente, no solo con sus vehículos, sino también con su actitud vandálica y llena de antivalores que exhiben a diario.

Es cierto que el presidente tiene mucha presión, de todos lados, y estoy segura que ha dormido muy poco en los últimos días, y que tiene al FMI más para arriba “del moño”, como se dice en buen dominicano; pero debe olvidarse de los acuerdos y de las razones que lograron que llegara a ocupar la silla presidencial; del partido y de los funcionarios a su lado, sean impuestos o no.

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