Es muy poco frecuente, sino excepcional, que se pueda disfrutar en Santo Domingo de obras de artistas dominicanos anteriormente expuestas en el exterior y que además fueron objeto de una crítica unánimemente entusiasta, ¡más aun que constituyeron el enfoque central de los artículos publicados!
Sin embargo, sucede actualmente con creadores emblemáticos del arte nacional joven, en la Galería de la Embajada de Francia.
Belkis Ramírez, Tony Capellán, Polibio Díaz, Jorge Pineda, Limber Vilorio, Marcos Lora Read, figuraron todos entre los participantes estelares de la magna exposición Kreyol Factory, que hizo desfilar en la Grande Halle de la Villette a millares de interesados por ver lo que pasaba hoy en el arte de parte del Caribe.
Realmente es la primera vez que el arte dominicano alcanza ese reconocimiento en un evento de tal envergadura.
Fue en abril de 2009. Meses después, tenemos la oportunidad de ver esa representación dominicana, ¡y comprendemos por qué tan entusiasta fue la reacción de los comunicadores!
Ahora bien, si los artistas son los mismos, en esta muestra observamos algunas de las piezas o una muy similar que fueron expuestas, u otras, de valor comparable, pues no todas pudieron ser recuperadas y enseñadas, por las limitaciones del espacio o porque retornaron a un museo.
La exposición. María Elena Ditrén, directora del Museo de Arte Moderno, fue la comisaria de la exposición.
Conociendo su labor y su sensibilidad, no nos sorprende la calidad e inteligencia de su curaduría.
No era tarea fácil, pues, salvo en el caso de Belkis Ramírez, que desplegó la instalación presentada en París y anteriormente en Arco (Madrid), la selección hubo de recurrir a una sola obra Polibio Díaz, Jorge Pineda, o a unas cuyo espíritu refería óptimamente a la representación original del autor Tony Capellán, Marcos Lora Read, Limber Vilorio. Nos gustan también mucho los textos de María Elena, en que sintetiza cada creación y a cada creador: se quisiera leerla más a menudo. Huelga señalar que los antiguos muros coloniales del local y sus tres salas se alían perfectamente con la plástica contemporánea.
Las obras. Pieza de gran tamaño, vistosa y conceptuosa, el matadero de Belkis Ramírez, De mar en peor, metáfora dramática y protesta no exenta de humor, es el testimonio de su talento singular en las matrices del grabado, y constituye ciertamente una obra maestra de la reivindicación femenina.
De los varios personajes Afro expuestos en París, realizados en madera y materiales mixtos, Jorge Pineda presenta un niño, la cabeza atrapada en la pared, mochila en la espalda, los garabatos negros simbolizando el desamparo y la incertidumbre.
También de Polibio Díaz que acaba de exponer individualmente en una galería parisina, encontramos una de sus magistrales y premiadas fotos de interiores populares, entre una estética del kitsch y un relativo bienestar.
Si Limber Vilorio no pudo traer la carrocería en casquillos de balas, él ha expuesto tres de sus mufflers, nuevas esculturas y travestidos hombres caricaturescos, humor a la vez simpático y rechinante.
Marcos Lora Read nos recuerda, con su nave espacial, de geometría sensible perfecta y bautizada en León Jimenes, a aquel submarino bachatero con el cual él había representado la República Dominicana en la Bienal de Venecia, siempre adscrito a los lineamientos de la Casa del Nómada.
Tony Capellán prefirió a su mar Caribe de chancletas, erigir una sugerente y serpenteante escultura de tapones y cuellos de plástico azul, recordando su participación de Quintapata y homenaje a Tony Cragg, en concepción, forma y materiales.
Acceso directo desde la calle
Anhelado desde hace tiempo, el acceso directo a la Galería de la Embajada de Francia desde la calle Las Damas facilita la visita de las exposiciones y ha aumentado la frecuentación de público.