Otras “estrellas” cubanas esperan brillar después de Castro

Otras “estrellas” cubanas esperan brillar después de Castro

Puede que Cuba haya iniciado una transferencia temporal del poder de un Fidel Castro enfermo a su septuagenario hermano Raúl, pero persiste la interrogante. ¿Qué va a pasar cuando los famosos hermanos y los pocos “históricos” que los rodean ya no influyan en los acontecimientos de la isla caribeña?

Los expertos tienden a estar de acuerdo en que, con el ministro de Defensa, Raúl Castro, al mando, un ejército ya influyente desempeñará un papel aún más decisivo en la selección de los líderes futuros, aunque los hermanos Castro insisten en que el Partido Comunista de Cuba, con una minoría de militares en su liderazgo, tomará la decisión final como se exige en la Constitución.

Los cubanos tienen la tendencia a estar de acuerdo, puesto que no establecen tanta diferencia entre el ejército, el partido y el gobierno, como entre las generaciones; quizás porque los hermanos Castro siempre han usado uniformes militares, los líderes provinciales del partido se muestran con el uniforme militar cuando afectan huracanes, y porque muchos ciudadanos tienen instrucción con armas de fuego.

“No hay nada más lógico que [las generaciones más jóvenes] piensen de manera distinta [a Fidel y Raúl] y que habrá cambios, con toda seguridad”, dijo un miembro del partido en La Habana, que pidió que no se mencionara su nombre.

Entre los que se consideran serían los principales contendientes por el liderazgo están: Ricardo Alarcón, de 69 años, presidente del parlamento y el designado por el señor Castro para las relaciones con Estados Unidos, Carlos Lage, de 54, quien como jefe del comité ejecutivo del consejo de ministros es un primer ministro virtual, y Felipe Pérez Roque, de 41, ministro e Relaciones Exteriores y un talentoso orador.

“Pensamos muy a menudo en la troika [Alarcón, Lage, Pérez] como el Plan A”, dice John Kirk, un historiador canadiense, experto en Cuba.

“En realidad, también ya existe un Plan B, claramente constituído, integrado por estrellas que brillan en el partido, el gobierno y el ejército, que han sido entrenados para participar activamente en la sucesión”. Añade que la mayoría de los 12 miembros del secretariado del Partido Comunista, creado el 4 de julio, está entre sus 40 y 50 y tantos años, y que los señores Alarcón, Lage y Pérez Roque no lo integran.

La influencia también la ejercen generales; los 25 miembros del buró político, que elegirían un nuevo líder temporal del partido si Raúl quedara incapacitado; los 30 miembros del Consejo de Estado, que escogerían un nuevo presidente temporal bajo las mismas circunstancias; y el liderazgo del partido y el gobierno al nivel de provincias.

“Ya las nuevas generaciones controlan gran parte de la nueva estructura de poder en sus instituciones”, dice Domingo Amuchastégui, un ex oficial de la inteligencia cubana que desertó a comienzos de los años 90.

En un artículo reciente, Amuchastégui señalaba que las fuerzas del ejército y la seguridad estaban dominadas por hombres entre 40 y 60 años de edad. “Al nivel provincial, la edad promedio de los primeros secretarios del partido está entre 46 y 53 años”, escribió, añadiendo que muchos miembros del buró político están en el mismo rango de edades.

La calma que ha seguido a la entrega del poder por Castro a su hermano, después de ser sometido a una cirugía mayor por sangramiento intestinal el 31 de julio, ha convencido a muchos observadores de que los cubanos no desean un cambio violento o tumultuoso.

“Muchas personas creen que porque hay tantos cubanos que desean el cambio, quieren una revolución que lo vire todo al revés. En Cuba, obviamente, ese no es el caso”, dice Phil Peters, un experto en Cuba, vicepresidente del grupo de política del Lexington Institute.

“Este es su gobierno y no quieren verlo derrocado.

“Y a mí siempre me ha parecido que los cubanos que desean el cambio, aún un cambio profundo, quieren que el gobierno actual sea el punto de partida”, dijo.

Sin embargo, muchos cubanos se sorprendieron y hasta se sintieron orgullosos de que no hubiera alteración en el país, y que el gobierno no solo movilizara al ejército para defender las fronteras, sino también a las fuerzas de seguridad interna para aplacar problemas internos potenciales.

“Yo sí creo que se presentará una situación impredecible cuando los dos Castro hayan desaparecido y pudiera surgir una serie de fisuras que quebraran el régimen y forzaran un cambio desde abajo”, dijo Frank Mora, un experto en seguridad nacional y Cuba del National War College, en Washington.

Brian Latellm, un ex analista de la CIA que estudió a Cuba durante varias décadas y autor del libro After Fidel, una obra reciente sobre los Castro, estuvo de acuerdo.

“Los hermanos Castro nunca han consagrado, ni permitido, que surja un `tercer hombre´. “Ese ha sido uno de los secretos de su éxito para mantener el poder prácticamente sin oposición en la isla todos estos años”, dijo el señor Latell.

VERSION: IVAN PEREZ CARRION

Publicaciones Relacionadas

Más leídas