Otro de nuestros déficit

Otro de nuestros déficit

Un estudio hecho por la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (Pucamaima) y el Instituto Tecnológico de Santo Domingo (Intec), que fuera citado recientemente por Elena Brineman, la representante local de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés), pone a ojos vista la deprimente situación de la enseñanza pública en un país que pretende apostar a la competitividad en la economía global.

Ese estudio destaca la falta de calidad e insuficiencia de la enseñanza pública, llegando a establecer que un estudiante de quinto curso de la enseñanza pública no puede competir en capacidad con otro del sector privado.

Esta radiografía de la enseñanza afianza el criterio de que nuestra inversión social en materia de enseñanza es deficitaria y que no se corresponde, ni por asomo, con los niveles de crecimiento económico logrados en los últimos tiempos.

-II-

La realidad de la enseñanza pública pone en entredicho el argumento que pretende atribuir una relación de causa-efecto entre el crecimiento económico y el progreso del país, pues de primera intención queda establecido que no es propiamente el crecimiento económico, sino la distribución del mismo en las capas sociales, es decir, la proporción de inversión social, lo que determina los cambios en las condiciones de vida, de bienestar y crecimiento humano de los pueblos.

Para apuntalar lo anterior, basta decir que países como Costa Rica, con mucho menos crecimiento económico que el nuestro, tiene mejores estándares de vida que la República Dominicana, particularmente en materia de inversión social para la educación y la salud.

En nuestro caso, el crecimiento económico no ha determinado una transferencia hacia la inversión social que permitiera, por ejemplo, reanudar los trabajos de construcción de varios liceos en comunidades de San Juan.

-III-

Por tanto, el estudio realizado por la Pucamaima e Intec debería conducirnos a revisar y modificar nuestros criterios acerca de los efectos del crecimiento económico en el comportamiento del estado de la sociedad. El mismo pone de manifiesto que no está funcionando adecuadamente la correa de transmisión que debe hacer llegar a la enseñanza y otros ámbitos de la sociedad una proporción adecuada de las bonanzas de la economía.

Nuestros estudiantes de la enseñanza pública son una alta proporción del total de la población escolar del país y su mala formación es, sin duda, de una alta influencia en nuestra capacidad para competir en la economía global.

Para ser eficientes y competir con éxito, para progresar, estamos obligados a mejorar la inversión cuantitativa y cualitativa en la enseñanza, por medio de una transferencia adecuada de la bondad económica que hemos logrado. Es vital que lleguemos a conjurar este déficit.

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