Otro efecto de la pobreza judicial

Otro efecto de la pobreza judicial

El desorden en cuanto a propiedad inmobiliaria es otra de las consecuencias de la falta de recursos en que se mantiene al Poder Judicial. A pesar de los graves perjuicios para la inversión, el Estado no ataca en sus raíces el problema de la propiedad inmobiliaria. La Junta Agroempresarial Dominicana (JAD) ha vuelto a llamar la atención sobre la necesidad de contratar más abogados para que ayuden a agilizar los expedientes en poder de los jueces de los tribunales de tierra.

Es un problema muy serio que casi la mitad de la tierra del país carezca de títulos de propiedad y que terrenos de municipios como Miches, en El Seibo, y Maimón, de Monseñor Nouel, estén declarados como propiedad del Banco Agrícola, o que parte de Santo Domingo Norte pertenezca al Instituto Agrario Dominicano y el territorio de la provincia de Monte Plata aparezca como propiedad del Ayuntamiento de San Cristóbal.

Ha sido mucha la inversión local y extranjera que ha resultado perjudicada o ahuyentada por la indefinición de la propiedad inmobiliaria. En el país son abundantes los conflictos entre familias y los litigios judiciales porque una propiedad aparece registrada o es reclamada por diversos dueños provistos de documentos. La propiedad inmobiliaria es un asunto de garantía jurídica y el Poder Judicial tiene que estar en condiciones de manejarlo adecuadamente.

UNA PÉRDIDA MUY LAMENTABLE

La muerte del general Juan Ramón de la Cruz Martínez es un suceso que consterna a la sociedad dominicana. Fue caballeroso y supo manejar con prudencia situaciones difíciles. Se distinguió por su particular estilo para mantener a raya a la delincuencia, como han testimoniado ciudadanos de la provincia Monseñor Nouel.

De la Cruz Martínez fue portavoz y relacionista de la Policía, comandante de varios departamentos regionales y de la sede central de esa institución. Fue también director general de Prisiones. En el accidente de tránsito en que murió, ocurrido ayer en la mañana, resultaron con lesiones de cuidado su esposa, Elvira Yanet Rodríguez Ángeles, y su hijo Oliver de la Cruz Rodríguez, primer teniente policial. El raso Cristian Ariel Marte, que les acompañaba en el vehículo, sufrió lesiones de menor cuidado. Paz a sus restos y pronto alivio para los que resultaron lesionados.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas