Ayer, como todos los días en las mañanas, María Esther Moya (28) se dirigía a su trabajo a vender café con leche, un modesto oficio que le garantizaba al menos el sustento para ella y sus tres hijos.
Era el único ingreso económico que María Esther percibía luego de ser abandonada por su expareja, Gregorio Muñoz, el hombre que una vez prometió cuidarla pero después le quitó la vida a balazos.
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El feminicidio ocurrió en el sector Los Girasoles, del municipio de Navarrete y ha consternado a toda la comunidad. Informes preliminares señalan que el agresor habría abandonado a su víctima por otra mujer, pero estaba furioso y alegadamente hostigaba a María Esther porque esta supuestamente había iniciado una relación sentimental con otro hombre.
La madre de la víctima, Estela Moya, narró que su hija era maltratada constantemente por su exmarido. Pidió a la justicia imponer al matador todo el peso de la ley. Las autoridades policiales y el Ministerio Público profundizan las investigaciones y tratan de apresarlo.