Otro legado de Enron: la idea de que cualquier cosa puede comerciarse

Otro legado de Enron: la idea de que cualquier cosa puede comerciarse

POR ALEX BERENSON
NUEVA YORK .-
Con la declaración de culpabilidad el jueves de Kenneth L. Lay y Jeffrey Skilling, los libros finalmente se han cerrado en Enron, casi cinco años después del colapso de la compañía. El veredicto de culpabilidad es un resonante repudio a las artimañas contables que abundaron en el Estados Unidos corporativo durante los años 90. Como los ex altos ejecutivos de media docena de grandes compañías públicas están en, o se encaminan a, prisión por fraude financiero, los ejecutivos de hoy parecen más cautelosos sobre exceder los límites de la contabilidad. Sin embargo, de otra forma más fundamental, Enron sigue vivo.

Lay y Skilling crearon y defendieron una cultura de compra-venta, una creencia de que los mercados podían y deberían poner un precio a todos los productos y los servicios. Pese a su notoria jactancia, Enron falló repetidamente mientras trataba de crear estos nuevos mercados.

Aun así, la compañía llegó a simbolizar la transición a un mundo donde prácticamente cualquier cosa puede ser comerciada, desde las predicciones del clima hasta las conexiones de Internet de banda ancha y los pronósticos que involucran al mercado de la vivienda. La visión de Enron resultó desastrosa en California en la primavera de 2001, cuando la manipulación en el recientemente regulado mercado de la electricidad del estado ayudó a causar recurrentes apagones y crecientes costos de la energía. Nueve meses después, por razones en gran medida no relacionadas con la crisis en California, Enron había colapsado, dejando a miles de empleados sin trabajo y desencadenando una ola de encausamientos que culminaron con los veredictos del jueves.

Pero al igual que los bonos chatarra han prosperado en los 16 años transcurridos tras el colapso de Drexel Burnham Lambert y la declaración de culpabilidad por fraude con valores de Michael Milken, la cultura de la compra-venta sólo se ha vuelto más importante desde los apagones de California y la bancarrota de Enron. Para muchos estadounidenses, el crecimiento de estos nuevos mercados, con su potencial para la manipulación y el abuso, puede parecer alarmante. Sin embargo, muchos economistas y expertos financieros dicen que cuando los mercados funcionan como deberían, pueden dar a los individuos protección contra los riesgos de la economía moderna, con un precio.

Para bien o para mal, la tendencia hacia la desregulación y los mercados más libres probablemente no se revertirá pronto en Estados Unidos.

“Enron fue precursor de muchos conceptos que estarán aquí con nosotros durante mucho tiempo: la compra-venta de mercaderías básicas que nunca se han comerciado antes”, dijo James Chanos, gerente de fondos compensatorios. Chanos estuvo entre los primeros inversionistas en decir públicamente que Enron era un castillo de naipes apuntalado por contabilidad fraudulenta. “No habrá ningún retroceso a que digamos que no vamos a comerciar con electricidad”.

Los mercados mayoristas para el petróleo, la energía y otras mercaderías básicas son más grandes y están más vigorosos que nunca antes. Las compañías y financieros continúan en busca de nuevas formas de protegerse de, o aprovechar, el riesgo de las variaciones inesperadas en el precio.

“Se ha olvidado, debido a las cosas desafortunadas que sucedieron al nivel superior, que Enron tenía un buen grupo de personas que eran muy innovadoras”, dijo Robert Shiller, profesor de economía de la Universidad de Yale cuyo libro de 2000 “Irrational Exuberance” (Exuberancia Irracional) predijo el desplome bursátil.

Apenas la semana pasada, de hecho, una compañía co-creada por Shiller empezó a comerciar contratos que reflejan el valor de los mercados de vivienda en 10 importantes ciudades estadounidenses. Las casas conforman todo o casi todo el valor neto de la mayoría de las familias estadounidenses, y su valor ha aumentado en los últimos años. Pero los estadounidenses promedio no pueden protegerse fácilmente de las amplias depresiones en los mercados de la vivienda.

Los contratos ofrecidos por la compañía de Shiller, que se comercian en la Bolsa Mercantil de Chicago, pretenden permitir a los propietarios de casas protegerse de las depresiones regionales sin tener que vender sus hogares y pasar a ser arrendatarios. En esencia, los contratos son una forma de alejar el riesgo de los mercados de vivienda de los propietarios de casas individuales y trasladarlo a la gente o compañías dispuestas a correrlo.

Por ejemplo, los inversionistas pudieran comprar un contrato que ganará valor si el mercado local se desliza, pero que carece de valor si el mercado sube. En esencia, el comprador estaría renunciando a cierto potencial de apreciación a cambio de protección contra un mercado en declinación.

En el mejor de los casos, los mercados nuevos pueden proporcionar eficientes nuevas formas de seguros, permitiendo a las personas o las empresas transferir los riesgos que no pueden controlar; gratuitamente, por supuesto. Un contrato cuyo valor fluctúaa con el clima pudiera parecer descabellado. Pero pudiera tener uso práctico. Un granjero podría comprar un contrato que sólo reditúe en un año de lluvias por debajo de lo normal, protegiéndolo del daño a su cosecha producido por una sequía.

“El advenimiento de los seguros hizo posible todo tipo de negocios”, dijo Shiller. “La idea de que uno pueda manejar estos riesgos puede hacer posible todo tipo de negocios que no sucederían de otro modo”.

Por supuesto, para que los mercados funcionen, todos los compradores deben contar con un comprador, y en ocasiones un lado gana demasiado poder de mercado. En la crisis de la electricidad de California, los productores de energía pudieron hacer arrodillarse al estado cuando se dieron cuenta de que podían causar que los precios subieran reteniendo sólo pequeñas cantidades de electricidad, dijo el doctor Frank Wolak, profesor en Stanford.

Para que los mercados tengan éxito, ambas partes deben poder adaptarse a las condiciones cambiantes, dijo Wolak. Un desequilibrio persistente aún obstaculiza a los mercados de la electricidad en California y nacionalmente, dijo.

No importa qué suceda, Lay y Skilling no serán alabados ni siquiera por los más fervientes creyentes en el libre mercado, como es alabado Milken, porque los ejecutivos fueron ampliamente vistos como sobornables y poco dispuestos a aceptar responsabilidad por el colapso de Enron.

Milken ha tenido muchos simpatizantes, que dicen que él no hizo nada malo aparte de molestar a gerentes corporativos dormidos al permitir que forasteros lanzaran ofertas de adquisición por grandes compañías. “Había entonces una verdadera opinión de libre mercado de que él fue un innovador”, dijo Chanos de Milken. “Hubo la sensación de que había desencadenado esta forma de capitalismo que hasta entonces no había estado disponible para la gente”.

En contraste, dijo William Hogan, profesor de política energética global en la Escuela de Gobierno Kennedy en Harvard, y simpatizante de la desregulación de la electricidad, la historia no será amable con Enron, Lay y Skilling. La crisis de electricidad de California y el subsecuente colapso de Enron dictaron la causa de la desregulación de la electricidad hace una década o más, dijo Hogan.

Aunque Enron fue sólo marginalmente responsable por los problemas de California, la compañía generalmente cambió las reglas siempre que pudo, tratando de crear mercados donde controlara los precios, en vez de competir de manera justa en mercados regulados independientemente, dijo. Los mercados funcionan sólo cuando son cuidadosamente diseñados y regulados, no controlados por compañías privadas, dijo Hogan.

“No es que se pueda comerciar cualquier cosa por cualquier cosa con cualquiera bajo cualquier circunstancia”, dijo, “aunque pienso que eso creía Skilling”.

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