Pero bueno, es que nos estamos volviendo locos? Lo pienso así porque, a pesar de la negativa experiencia del Metro que estamos padeciendo y que fueron advertidas por muchos buenos dominicanos, ¿vamos a construir otro?
En efecto muchos de nosotros advertimos parte de los males que acompañarían a tan descabellado proyecto, y que están sucediendo, tales como el elevado costo de la obra por falta de planificación, el fracaso económico en su funcionamiento, incumplimiento de compromisos con cientos de personas desalojadas, y con empresas y negocios afectados en las vías que se utilizaron para su construcción; funcionamiento deficiente a causa del problema energético, etcétera, y lo que falta por saber y ocurrir todavía.
Y si agregamos a todos esos problemas nuestro deterioro económico, tan crítico, que ha llegado a tal extremo que tenemos que ser socorridos con préstamos de organismos internacionales ¿tiene algún sentido o lógica que vayamos a repetir tan negativa experiencia? No hay dudas de que nos hemos olvidado del viejo refrán que reza: El hombre se arropa hasta donde la sabana le alcanza.
Pienso que este afán de hacer y tener cosas por encima de nuestras posibilidades es lo que ha inducido a la mayoría de nuestros ciudadanos a comportarse de igual manera, con el consiguiente descalabro económico ya generalizado.