Esta semana llegó a las librerías la cuarta impresión de mi biografía del Presidente Antonio Guzmán, que estaba agotada desde el 2011. Ha sido interesante escuchar nuevos testigos confirmando mi narración del suceso.
Por ejemplo, el general retirado Adriano Silverio Rodríguez, quien como teniente del Cuerpo de Ayudantes Militares estaba de servicio, reveló en el 2012 su recuerdo del suicidio en un programa de Nikauly de la Mota.
Silverio relató que tras un intento por abrir la puerta del baño, cerrada con seguro por dentro, tras escuchar el disparo, el capitán Rondón rompió un vidrio de la puerta con su metralleta Uzi. Su versión sobre cómo encontraron al Presidente Guzmán coincide con la narrada en mi libro aunque añadió detalles nuevos.
“Hubo que sacarle su dentadura, que era postiza, pues hacía un sonido desesperante al respirar”, dijo. Sobre la hora de arribo al hospital militar y de la muerte de don Antonio, discrepa por pocos minutos pero concuerda también con los resultados publicados antes.
Silverio Rodríguez también identificó al chofer de la limosina que condujo a Guzmán al hospital como el teniente Carrión, oriundo de San Isidro. Confirmó además que él y los demás oficiales cargaron a don Antonio inmediatamente y realizaron el recorrido hasta el hospital en unos cinco minutos, quedando todos embarrados de sangre por la magnitud de la hemorragia.
Dijo que desde el jueves (el suicidio fue sábado en la noche) el Presidente estaba muy triste, distraído y contrario a su costumbre lucía despeinado. Sobre rumores de dudas acerca de si realmente se suicidó, expresó: “Naturalmente teníamos algunos temores porque éramos testigos de excepción de un hecho de esa magnitud, pero gracias a Dios estaba presente también su yerno que presenció todo, por lo que no fue necesaria ninguna investigación de la Procuraduría, puesto que el licenciado José María Hernández mismo confirmó cómo sucedió. El resultado de su testimonio es que se conoce la verdad del caso”.
Recuerdo al general Silverio como uno de los más correctos oficiales de la escolta del Presidente Guzmán. Sus valiosos detalles son una confirmación importante de cuanto relato en “Guzmán, su vida, gobierno y suicidio”. Ojalá esta nueva impresión se venda tan rápidamente como las anteriores para en una próxima edición incluir el testimonio de este testigo presencial que por fin quiso contar lo que vio esa fatídica noche.