POR REYES GUZMÁN
PUERTO PLATA.- Chucho Valdés fue la máxima estrella del Dominican Republic Jazz Festival que cerró su agenda de presentaciones la noche del sábado en el anfiteatro de Casa Marina Beach de Sosúa, donde también tuvo buena participación Ramón Vásquez.

El músico cubano y ganador de varios premios Grammy provocó la mayor reacción en los seguidores del jazz, quienes aplaudieron y expresaron elogios por la calidad y veteranía en un repertorio rico en fusiones.

El sonido en los ritmos cubanos dejaba bien claro que Valdés no se aleja de sus raíces, sino que enriquece las melodías.

Acompañado por batería, bajo y tumbadora, dio cátedras de lo aprendido de su padre Bebo Valdés, de lo que la academia le aportó y de lo que la experiencia le permite.

En ocasiones se le ve jugar con las teclas, pasear sus manos por los agudos y los graves, mientras el público escucha variedad de piezas.

Desde que inició, a las 11:10, y finalizó, a las 12:35, se generó un contacto directo entre temas suaves, movidos y rítmicos. “Con poco coco”, un clásico de su repertorio, dio la demostración que en él no existen limitantes para crear y ofrecer mezclas que dejan a sus admiradores sorprendidos.

Sus músicos se lucen tanto como él, porque le permiten solos que reportan aplausos. La tumbadora, como el bajo y la batería tienen gran presencia para sobresalir.

El joven de la tumbadora no se queda en la responsabilidad de su instrumento, sino que trata de dar más con sus manos y el rostro. Dándose en la cara con las dos manos producía una combinación de sonidos.

Valdés tuvo dos invitados, el trompetista Basilio Marte y el saxofonista David Sánchez, quienes dieron toques especiales a los temas de Chucho. Trató de dejar el escenario a las 12:30, pero por las peticiones de “El manicero” permaneció más tiempo y complació las exigencias. Trompeta y saxo adornaron con bellos colores el final.

Antes de Chucho

Ramón Vásquez Trío fue el primer grupo del sábado. Abrió a las 9:20 con la suavidad del bajo, instrumento que toca, para ir aumentando las expectativas con la entrada de piano y el poder de la batería. Hizo una versión de “Lágrimas negras” que le mereció aplausos, igual un tema de Eddy Palmieri, en el que profundiza en las mezclas.

Vásquez fue el primero que invitó al joven David Sánchez, con quien logró una química que fue de los mejores resultados para impactar. Entre lo movido y lo suave, iba vaciando el repertorio. A las 10:40 se despidió, pero sin antes ofrecer una descarga que conquistó interesantes reacciones.

Viernes

Playa Dorada se bañó de jazz el viernes con Ari Hoeing, Bellita & Jazz Tumbata y Tes A T. Le tocó comenzar al grupo dominicano Tes A T, el mejor rejuego de voces que incursiona en letras cristianas y seculares. Mereció bravos, aplausos y comentarios. Sus integrantes no se conformaron sólo con acariciar la atención del público con sus voces, sino que actuaron con el grupo de Rafael Mirabal. “Nada me llama” y “Las avispas”, entre otros, permitieron un toque diferente a la séptima versión del Dominican Republic Jazz Festival.

A las 10:25 subió a tarima Ari, que al frente de la batería y acompañado por bajo y guitarra, encendió las emociones de los que gustan de un estilo de jazz más americanizado. Expresivo en su música, Ari busca expresar su sentimiento con gracia y virtuosismo.

Anna Jiménez, responsable de la presentación de cada participante, anunció a las 12:00 a Bellita, mujer cubana que desafía con su música los esquemas. Con su toque especial en el piano logra reacciones. De su grupo llama bastante la atención el bajista, quien toca al mismo tiempo la tumbadora y el cencerro. Le llaman el hombre pulpo. Pero también quien toca la percusión se distingue.

Bellita toca con dominio y fuerza el piano, mientras con su boca acopla otros sonidos. A su lado tiene los bongós, a los que les da para arrancar el grito de los cueros. A la 1:20 de la mañana dijo adiós, pero permitiendo que el público se deleitara con el sabor de su selección.