Sectores importantes en la fabricación y distribución de bienes y servicios imprescindibles para la economía deberían tener oportunidad de exponer ante el Poder Ejecutivo los problemas que enfrentan. Para ellos debería existir la presteza con que se brindó atención el sábado a los choferes de altisonancias y alboroto. Ahí está un relevante conglomerado farmacéutico golpeado por la inobservancia de las reglas del juego. Sus demandas no provocaron la debida reacción en altos círculos oficiales. Los ganaderos de leche se estrellan contra la insensiblidad de unas autoridades que deberían arbitrar o buscar fórmulas que protejan su rentabilidad agredida por productos foráneos. Al tiempo que los cuatreros campean por su respeto sobre hatos sin que la fuerza pública actúe.
Además, la industria turística es perjudicada por desatención del Poder. Ha clamado por la adecuación de los precios de los combustibles de aviación y en contra de arrabales que degradan áreas claves para el desarrollo hotelero. Ninguna solución se vislumbra para estos problemas. La alegría de los transportistas mimados que acudieron al Palacio antier contrasta con el pesar de industriales y comerciantes impedidos de utilizar sus propios medios de acarreo porque un sector sindical se impone en los muelles sin respetar la ley. A la lista de huérfanos de adecuada atención oficial se agregan otros sectores agropecuarios acosados por importaciones sin control.
Dos logros en el transporte naval
Gracias a oportunas iniciativas privadas, en la semana que recién transcurrió República Dominicana experimentó avances importantes en su capacidad de acoger y despachar mercancías y viajeros a través del mar. El Puerto Multimodal Caucedo, único en el país, amplió con modernos y costosos equipos su área de operación junto al aeropuerto Las Américas, una inversión más que demuestra confianza en el futuro del país. El tránsito de carga por allí responde a la necesidad de dotar al comercio exterior de mayor eficiencia.
Al mismo tiempo ha vuelto el servicio regular de ferry entre Puerto Rico y República Dominicana, ahora con mayor capacidad de carga para furgones y confort para los pasajeros. Los nexos entre estos dos países caribeños están llamados a crecer y nada mejor para lograrlo que la transportación rápida, segura y económica. El ferry debe servir a esos fines. Enhorabuena.