Otto Knupper: ¡Visionär… Unternchmer!

Otto Knupper: ¡Visionär… Unternchmer!

“¡Un alemán visionario y emprendedor aplatanao!”

Píndaro y Herminio están en plena carretera Las Américas recogiendo cangrejos que están a sus anchas cruzando desde ambos lados de la vía… El calor del mes de junio les hizo salir a ejercitarse y un grupo de aventureros ha esperado hasta el atardecer para ir con sacos a recogerlos a montones… Ronda el día 30 de ese mes, pero del año 1962… Es una odisea estar recogiendo los cangrejos y, al mismo tiempo, sortear el paso de carros que transitan en doble vía –pues la autopista se construyó años después-…


“¡Crack!… ¡crack!… ¡crack!” -resuena el quiebre de los rojizos crustáceos mientras son aplastados por las gomas de los vehículos que, naturalmente, han reducido su marcha para ver el espectáculo-…

Como si los estuvieran llamando, Píndaro y Herminio dejan de colectar y levantan sus ojos hacia un vehículo que les ha llamado poderosamente su atención… Únicamente dos ocupantes lo conducen y sus cabelleras arrubiadas brillan con el reflejo de las luces frontales de los vehículos… Del carro surge una de las manos que les invita a ambos a acompañarles en un interesante viaje de vida hasta la ciudad de Santiago…

Es un señor de apellido Hartman –representante de BASF en el país-, que ha ido a recoger al aeropuerto al otro pasajero –de apellido Knupper- pues le ha contratado para venir desde Alemania a una aventura que se convertiría en toda una vida…

Como si se lo hubiesen soñado, Píndaro y Herminio se sientan detrás y permanecen en silencio todo el viaje, para no perderse de nada… Otto -que así escucharon se llamaba Knupper-, le cuenta su historia de unos años de entrenamiento y certificación comercial en una empresa llamada ‘Komrowski’ y así va pasando el tiempo en el camino hasta llegar a Santiago…

Los años hicieron sólida base para Otto Knupper, pues su formación comercial y consistencia de valores lo ubicaron en un soterrado y exclusivo grupo de valiosos seres humanos que hoy día las nuevas generaciones luchan por identificar, entender, transmitir y proyectar como “visionarios y emprendedores”… ¡Cuánto se perdieron los que no aprovecharon los conocimientos de este alemán aplatanao!… ¡Cuán orgullosos deben estar aquellos que tuvieron la gran suerte de acompañarle en sus fecundas aventuras empresariales!…

Píndaro y Herminio, transportados a la época, no se pierden ni pie ni pisá… Doquiera va Knupper, ahí van ellos… Y su asombro y orgullo no les deja mentir cuando, luego de unos años, pasan revista a aquellas cualidades claves del éxito de este aventurero, pero certero emprendedor y visionario: Decisión, entrega, formación de equipo eligiendo su mejor y más fiel compañero de viaje comercial en el país –Freddy Bruhn-, definición de criterios, certera escogencia de los nichos de mercado correctos, valentía para abrirse paso en caminos vedados a muchos otros, constancia en sus decisiones, humildad frente a los que le rodearon, bajo perfil físico versus solidez en sus operaciones, respeto por los demás, y firmeza en la delegación de funciones para permitir el crecimiento de sus empresas.

“Píndaro –le comenta Herminio-, en este siglo XXI debemos aprovechar realidades ejemplares, vía resaltar el cómo han tenido éxito personas como Otto Knupper”… “Ahhh –exclama Píndaro-, es momento para, si queremos salir a camino en nuestro país, aprovechemos y retroalimentemos a los nuevos empresarios de estas definidas cualidades que han acompañado en el éxito a visionarios-emprendedores de la talla de Otto Knupper”.


Píndaro le increpa ahora a Herminio mientras le mira fijamente… “¿Qué pruebas tienes de su éxito?”… “Aquí te va la primera –le torpedea Herminio-: ¡De un viaje por la ruta en la línea noroeste del país y ver mantequilla derretida en los colmados de la vía, surgió la brillante idea de crear la exitosa mayonesa Baldom!… ¡De la necesidad de que el ama de casa dominicana preserve el sabor de su comida, nace el ya tradicional sazón líquido Ranchero!…

Como resultado de identificar la importancia de elevar constantemente la calidad de los embutidos, este alemán aplatanao tuvo la valiosa ocurrencia de crear y desarrollar una asesoría permanente en el empacado utilizado por la casi totalidad de embutidores en el país… Para crear confianza en la dulce alimentación de toda la familia fomentó la gelatina Oli… Para asegurar a las amas de casa un ingrediente de alta calidad en sus comidas concibió el vinagre Ranchero… Y, además de continuar desde sus inicios con la comercialización de las especias, ¡su imaginación acompañó el desarrollo de otros productos que hoy completan el éxito de su visionario emprendedurismo!”.

¡Herminio y Píndaro se miran el uno al otro, sonríen, y celebran las huellas del triunfo iniciado por Otto Knupper hace hoy más de 50 años!

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