¡Our son of a bitch!

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HAMLET HERMANN
Algunos dominicanos adquieren interés por la puesta en práctica de la ley de libre acceso a la información pública recientemente promulgada. Uno de los primeros reclamos basados en esta legislación provocó que un tribunal ordenara a la Presidencia de la República entregar las informaciones solicitadas por el periodista Huchi Lora. Llenos de arrogancia, los funcionarios se niegan ahora a obedecer al tribunal de justicia. Ante dicho conflicto, este es un buen momento para conocer las experiencias de otros países en la aplicación de leyes semejantes.

No estaría de más que los funcionarios del actual gobierno, que tanto imitan a los estadounidenses, consultaran el portal que mantiene el National Security Archive (NSA) (Archivo de Seguridad Nacional) de la Universidad George Washington. Su dirección electrónica es http://www.gwu.edu/~nsarchiv/ En esa página aparecen documentos que alguna vez fueron considerados secretos por los gobiernos estadounidenses pero que, gracias al Freedom of Information Act (FOIA) (Acta de Libertad de Información), han podido publicarse.

Son muchos los datos que el grupo de académicos del NSA ha logrado rescatar. Algunas de las más recientes operaciones de búsqueda y publicación han sido las atrocidades de la dictadura de Pinochet en Chile, los encubrimientos del gobierno de Bush en torno a la invasión a Irak, las implicaciones del gobierno colombiano en el escándalo de la empresa Chiquita Brands International, Inc. y, más recientemente, las evidencias sobre los actos terroristas cometidos durante décadas por el cubano Luis Posada Carriles.

En torno al caso de Posada Carriles, la abundante evidencia encontrada en los archivos de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) obliga a que, en lo adelante, se le llame de acuerdo a como señalan esos expedientes: terrorista. Y a los dominicanos debía quedarnos un sabor amargo porque fue en Bonao, provincia Monseñor Novel, donde esos criminales de origen cubano formaron una organización terrorista en junio de 1976. Bajo el manto protector de “los doce años” de gobierno de Joaquín Balaguer, se originó lo que se conocería como CORU. Estaría encabezado entonces por Orlando Bosch y Luis Posada Carriles. Aquel día de verano boreal se acordó la ejecución de tres atentados terroristas. Uno sería el secuestro del embajador cubano acreditado en México; en el intento perecería un miembro de esa sede diplomática. Otro fue el asesinato del antiguo embajador del gobierno del presidente Salvador Allende, Orlando Letelier, y su asistente Ronnie Moffitt. El tercer acto terrorista planeado en Bonao fue el sabotaje contra un avión de Cubana de Aviación en el que morirían 73 personas inocentes.

Los documentos evidencian que el FBI y la CIA tuvieron conocimiento desde entonces del planeamiento y la ejecución de estos actos terroristas. Sin embargo, los poderosos aparatos de espionaje nada hicieron para evitar esos crímenes.

Pero Posada Carriles no se detuvo ahí. Bajo el manto protector de la CIA pasó a trabajar en 1986 en lo que posteriormente se conocería como el caso Irán-Contra. Con el Coronel de los “marines” Oliver North a la cabeza, la Casa Blanca auspició el contrabando de armas y de drogas narcóticas para financiar la guerra sucia contra el gobierno sandinista de Nicaragua.

En época más reciente, Posada Carriles dirigió la colocación de una serie de bombas en establecimientos turísticos de La Habana , Cuba, provocando muertes y enormes daños materiales. Como colofón a sus actividades terroristas, en el año 2000 Posada intentó detonar 33 libras de explosivo C-4 en un auditorio universitario de Panamá donde hablaría el Presidente de Cuba, Fidel Castro.

Larga es la lista de crímenes de este ser perverso que ahora encuentra protección en el gobierno de George W. Bush gracias a, según dice su abogado, los servicios prestados a la CIA en años anteriores. Y no debía sorprendernos esa actitud ya que su padre perdonó a Caspar Weinberger, Oliver North y otros delincuentes por su participación en el caso Irán-Contra. Ahora le toca al hijo proteger a los remanentes de los grupos más radicales del exilio cubano quienes siempre le han dado apoyo político en el Sur de Florida hasta para el fraude electoral que lo llevó a la Presidencia.

Como explicación para este tipo de comportamiento criminal, la historia oral recoge la conversación entre un Presidente de Estados Unidos y su Secretario de Estado. El funcionario argumentaba que no debía continuarse la ayuda a un dictador latinoamericano porque era un “son of a bitch (hijo de puta). De forma reposada, el Presidente estadounidenses habría respondido: “Es cierto, es un “son of a bitch”, pero es nuestro “son of a bitch”.

Y eso es Posada Carriles, uno de los “son of a bitch” del imperio estadounidense y, como tal, debe ser protegido a toda costa.

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