Ovarios y testiculos

Ovarios y testiculos

“¿En cuales actividades debemos gastar los días que componen nuestra existencia? Esa pregunta la leí en una revista en el consultorio del cardiólogo. Sería maravilloso que pudiéramos escoger en todo momento lo que vamos a hacer. Pero no es así. La vida nos arroja en lugares que no hemos elegido; a veces nos sumerge en conflictos horribles que no hemos creado; nos obliga a trabajar en labores penosas que nos vuelven infelices. Ni siquiera sabemos la clase de mujer que nos ha de tocar; y desde luego, cuál enfermedad nos habrá de matar. Mujeres y enfermedades son dos asuntos decisivos de la existencia”.

“Solamente una mala mujer puede ser peor que un cáncer en el páncreas; y al contrario, una buena mujer es como una bendición permanente; un medicamento de acción doméstica continua. Parece que la suerte determina el tipo de mujer que hará la felicidad de un hombre o su desgracia. ¡Son tan diferentes el hombre y la mujer! El pelo, la voz, la risa, la piel, el olor; todo es distinto y más hermoso en la mujer. La proximidad del cuerpo de la mujer es claro que puede excitarnos; también su contacto puede apaciguarnos en momentos de angustia. Nada hay como el calor de una mano amorosa”.

“Las enfermedades crónicas llegan a ser agobiantes…”. Edelmira examinó la cabecera de la página para ver qué número llevaba escrito. –Aquí hay otro brinco en la numeración, se dijo, pero todo parece continuar la idea anterior; no veo interrupción, aunque salte un número. “Los ovarios y los testículos son las causas anatómicas de que mujeres y hombres caminen con ritmos tan distintos. Mis pies y los de Edelmira no pueden ser más diferentes”. Edelmira soltó el papel ahogada por la risa.

–Los hombres son ingenuos y bobalicones; aunque sean viriles, trabajadores, inteligentes, en cualquier momento salen con alguna tontería. ¡Qué gracioso! mis pies caben dos veces en los zapatos de él. En esta casa no hay papas ni panes, ni cebollas; tendré que ir al supermercado a comprar provisiones; hasta el café se está acabando. Debo parar la lectura; mañana continuaré la revisión de papeles. ¡Gracias a Dios, los hombres y las mujeres no se parecen!

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