Oye multitud 
¿Amará alguna vez el hombre a su prójimo?

Oye multitud  <BR data-src=https://hoy.com.do/wp-content/uploads/2006/08/ED16793D-655C-49A1-BF27-0E7949107882.jpeg?x22434 decoding=async data-eio-rwidth=344 data-eio-rheight=390><noscript><img
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POR CLAUDIA HERNÁNDEZ DE ALBA
Siempre habrán personas que aman a su prójimo, gente de buena voluntad que desean vivir en paz. Los verdaderos seguidores del Príncipe de la Paz, Jesucristo, siempre desean vivir en amor y armonía con los demás.

Por ejemplo, ¿Por qué razón puede querer una mujer pasarse la vida en los barrios mas miserables de la India? ¿Para qué puede querer dedicar su vida a trabajar entre los pobres, darles hogar y hacer que su vida sea más llevadera? La Madre Teresa hizo todo eso porque seguía y confiaba en  Jesucristo. Tenía el amor del Señor en su corazón y eso hizo que siempre tuviera dispuesta a volcar su amor hacia los más desventurados. Hay miles de ejemplos como ese, aunque el de la Madre Teresa sea probablemente el más conocido. Cuando las personas le permiten a Jesucristo regir sus actos, dejan de pelear y comienzan a dar muestras de amor. Esta es la esperanza del mundo.

Es cierto que hay personas que no son cristianas y se esfuerzan en obtener la paz, y que hay cristianos todavía llenos de egoísmo; pero, a fin de cuentas, fuera del amor de Cristo no hay esperanza de paz verdadera.  Hasta que aquellos que toman las decisiones en el mundo no se hagan seguidores del Príncipe de la Paz—y hasta que Jesucristo mismo regrese a la tierra, no habrá nunca un verdadero amor entre los hombres.  Habrán rivalidades, odios raciales y dificultades de todo tipo, y los hombres no amarán a su prójimo como Dios quiere que lo hagan.

Sin embargo, recuerde que Jesucristo regresará a reinar en la tierra. Y cuando venga, asumiendo su puesto legítimo como nuestro Rey, los hombres de todas las naciones, las razas y las culturas podrán vivir unos con otros en armonía perfecta. No será porque se les habrá obligado  hacerlo así, sino porque habrán aceptado a Jesucristo como su Rey y Él habrá cambiado su corazón.

En Isaías 11:6-9 podemos vislumbrar algo de lo que será el mundo después de la segunda venida de Jesucristo: Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará.

La vaca y la osa pasearán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar. ¡En ese Día, no sólo habrá compañerismo, lealtad y amor perdurable entre los pueblos de la tierra, sino también entre los animales!

Claudiahdez_07@hotmail.com

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