Oye multitud
Los que no han oído el Evangelio 

<STRONG>Oye multitud<BR></STRONG>Los que no han oído el Evangelio 

Los que nunca han oído el Evangelio, ¿se salvarán? No importa dónde vayamos o el tema de que hablemos, esta pregunta parece surgir siempre, aunque muchas veces  solo sea para librar al individuo de cualquier responsabilidad personal.

Se debe tener en cuenta, sin embargo, que la respuesta a esta pregunta no determina si el cristianismo es verdadero o no. Ese punto ya ha quedado resuelto en Jesucristo por su resurrección de entre los muertos. El asunto de su autoridad ha quedado resuelto de una vez por todas, y este tema de los que no han oído el Evangelio es ahora una cuestión de interpretación.

La mejor manera de tratarlo  es declarar ciertas verdades que las Escrituras presentan con claridad. La Biblia afirma que nadie puede venir a Dios si no es por medio de Jesucristo.

Jesús dijo: “Nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6). La única fuente para el perdón de los pecados y la vida eterna es el camino abierto de Jesús. Muchas personas piensan que esto implica que los que nunca han oído hablar de Él quedan condenados. Sin embargo, no creemos que este sea el caso.

Aunque las Escrituras nunca enseñan de modo explícito que alguien que nunca haya oído hablar de Jesús pueda ser salvo, creemos que lo infiere. Creemos que toda persona tendrá una oportunidad a arrepentirse, y que Dios no excluirá a nadie porque haya nacido en un tiempo o lugar equivocados.

Jesús dijo: “El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta” (Juan 7:17).

La Biblia también revela que nadie tiene excusa. “Porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó. Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Romanos 1:19,20).

Es un hecho que toda la humanidad puede decir que existe un creador, porque su creación lo testifica. Este testimonio es universal.

Aunque la gente tiene suficiente información de que Dios existe, se vuelve por su voluntad propia ignorante de las cosas de Dios, porque su corazón es malo.

La Biblia enseña que el individuo incrédulo “detiene con injusticia la verdad” (Romanos 1:18). Además, las Escrituras relatan que el hombre no busca a Dios, sino que huye de Él. “No hay quien busque a Dios” (Romanos 3:11). Por tanto, no se trata de que Dios rehúse llevar su Palabra a alguien que la busque con desesperación.

También sabemos que el deseo de Dios es que “nadie se pierda, sino que todos vengan al arrepentimiento” (2 Pedro 3:9). Esto indica que Dios también se preocupa por las personas que no han oído el Evangelio. Lo demostró al enviar a su Hijo a morir en lugar de ellos. “Siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8). La Biblia enseña que Dios va a juzgar al mundo con justicia y rectitud. “Por cuanto ha establecido un día  en el cual juzgará al mundo con justicia” (Hechos 17:31). Esto significa que cuando se reúnan todas las evidencias el nombre de Dios será reivindicado y nadie podrá acusarlo de injusticia.

Aunque no sepamos concretamente cómo va a  tratar Él a estas personas, sí sabemos que su juicio va a ser justo. Y este hecho debería satisfacer a cualquiera que se pregunte sobre la manera como Dios va a tratar a las personas que nunca han oído hablar de Jesucristo.

La Biblia misma testifica acerca del hecho de que hay personas que oirán y responderán en cada grupo étnico de la tierra. “Porque Tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación” (Apocalipsis 5:9).

La Biblia presenta el ejemplo de un hombre que estaba en una situación semejante a la de muchos en la actualidad. Su nombre era Cornelio. Él no había oído hablar de Jesucristo, pero le pedía a Dios en oración y con sinceridad y constancia que se le revelara.

Dios respondió la oración de Cornelio, y envió al apóstol Pedro a relatarle toda la historia de Jesús. Cuando Pedro le predicó, Cornelio puso su confianza en Cristo como su Salvador. Este ejemplo demuestra que cualquiera que desee con sinceridad conocer a Dios, oirá hablar acerca de Jesús.

En la actualidad hay personas como Cornelio, que hacen la misma oración; quieren conocer al Dios verdad ero y vivo, y Él le  llega a ellos con el Evangelio.                                                          

Publicaciones Relacionadas

Más leídas