Oyendo radio

Oyendo radio

No me gustan las prohibiciones, antes al contrario me irritan, y hasta me asustan por el estigma ominoso que las rodea históricamente como recurso de sometimiento y control al servicio de las tiranías de cualquier signo ideológico.

Soy partidario de ámbitos de amplia tolerancia en que todos podamos mostrar, debatir o promover nuestras distintas opiniones, ideas o propuestas estéticas, por más irreverentes, audaces o contestatarias que estas parezcan; quedando los destinatarios de las mismas en total libertad de elegirlas o rechazarlas, de acuerdo a sus particulares criterios y creencias.

No obstante, servirse de expresiones artísticas populares para difundir masivamente mensajes que, subliminal o explícitamente inciten al uso y abuso de sustancias ilícitas, que dañan gravemente la integridad física y emocional , poniendo incluso en riesgo la vida de seres humanos pertenecientes, a uno de los segmentos poblacionales más vulnerables e indefensos como es la juventud. Esto resulta sencillamente inaceptable, puesto que la defensa de la tolerancia como indiscutible pilar de la democracia, no incluye permitir que esta sea aprovechada por los mercaderes que se lucran de la esclavitud física y moral de la juventud.

Por eso me sumo al cuestionamiento hecho por Huchi Lora y otros importantes comunicadores, no al rap, al reguetón ni a ninguna otra manifestación artística en boga, sino a los exponentes de estas manifestaciones, que incluyen en sus espectáculos, íconos que incentivan a la adición a uno de los vicios mas nefastos. Y me sumo a este cuestionamiento porque entiendo con toda claridad que no se trata, como se ha querido sugerir del intento de destruir a ninguna figura representativa de esas formas de arte, sino que se trata de proteger a los adolescentes y jóvenes de una siniestra amenaza encubierta.

[b]ESPALDARAZO[/b]

La concesión de varios premios Casandra al grupo Negros así como a distintas composiciones de su principal figura, el joven y talentoso Brazobán, es, además de un acto de justicia a la calidad del talento, un categórico desmentido a los argumentos de quienes defienden y aúpan las orquestaciones mediocres y letras intrascendentes; Un gratificante espaldarazo a los compositores y arreglistas, que no se conforman con hacer el mínimo esfuerzo, lo rutinario, sino que como auténticos artistas se preocupan por gestar creaciones innovadoras que enriquezcan o modifiquen lo ya existente.

[b]OTRO GINGEL GRATIFICANTE[/b]

Siguiendo al parecer los pasos de la hermosa y estimulante promoción “Pa’ lante”, los responsables de la publicidad corporativa del Banco Popular han puesto en el aire un bellísimo gingel con el cual celebran el 40 aniversario de esta entidad bancaria.

El comercial de referencia cuenta con una lírica poética y sencilla que interpreta magníficamente Eddy Herrera.

Hay que saludar estas entregas de buen gusto que de tarde en tarde nos regalan una bocanada de aire fresco en medio de tanto ruido como el que suele escucharse en la radio.

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